Nada es lo que solía ser, Nothing is what it used to be, se trabajó en colaboración con Miriam Villaseñor a lo largo de dos años en la conceptualización y el discurso curatorial. Se centra en un trabajo basado en anotaciones personales del artista sobre antiguas lecturas escritas por filósofos chinos trasladadas a una estética contemporánea. Sus obras están cargadas de un dinamismo estético que invitan a reflexionar y remontan las dificultades iniciales; otras hacen sentir el paso lento de los días y, sobre todo, dan cuenta de cómo todo puede cambiar de un día a otro, concluyendo que nada vuelve a ser lo que era. El trabajo de Ricardo Luévanos destaca por sus referencias a la flora, la fauna y la figura humana, enfatiza su gusto de diseñar cada elemento de manera individual con filtros, efectos, complementos a mano y posteriormente, junta todo en uno; así crea una nueva forma visual de comunicación, obteniendo una técnica difícil de descifrar.