OBJETOS TESTIGO se compone de dos pinturas recientes de gran formato, obras sobre papel, algún collage realizado a lo largo de estos últimos años y una instalación de objetos, libros y pequeñas esculturas distribuidas sobre mesas y peanas que organizan el recorrido expositivo. La muestra se encuentra articulada a partir de objetos migratorios, objetos errantes que, resistiendo las vicisitudes de la actividad en el estudio del artista, parecen haber encontrado las circunstancias adecuadas para hacer acto de presencia, una ocasión para ser significativos y acomodarse a una idea concreta, una ocasión para tomar conciencia de su sentido y una forma de presentarse. Como un trazo o un boceto inicial, estas formas aparentemente irrelevantes, estos objetos emancipados de cualquier significado definitivo han vivido su día a día aguardando una oportunidad para ser funcionales y llamar nuestra atención, una oportunidad para ser elegidos y —condensando un interés, elaborando una gramática, aquilatando una...apariencia— convertirse en objetos de “arte”. Abandonando una errática vida, estas cuasi-obras de arte han ido configurando su idea: estamos rodeados de artilugios y objetos materiales, entidades sintomáticas de una mecánica de la producción que son los restos (in-acabados) de esa misma mecánica de la producción.
En algunas de las obras de esta exposición, los objetos [máquina de coser, máquina de escribir, moldes, hormas, mangos, manuales (ortopédico, mecanográfico, ocular)] dan testimonio del trabajo físico, del trabajo manual, industrial, artesanal, repetitivo, maquinal..., de esos oficios mal remunerados, quehaceres del (hombre o la mujer)-padre, alienaciones de los “tiempos modernos” de las que uno necesariamente tiene que desvincularse si quiere tener una vida. En un laberinto de mobiliario de oficina y peanas, OBJETOS TESTIGO concatena una selección de objetos amputados que parecen apelar a un anonimato de la autoría. Estos restos o propuestas de objetos se caracterizan por su condición de parcialidad, inacabamiento, burocratización..., son fragmentos triviales que aluden a la trivialización del trabajo, demostraciones de lo que no se ha podido o no se ha sabido representar, de lo que no se ha logrado llevar a término. Prótesis de objetos (sin tesis). Humilde fascinación de lo que aún no tiene voz propia. Humilde fascinación de lo que aún no ha sido sintetizado, del objeto que está por nacer. A lo que se suman esculturas-objeto completadas con plafones o tulipas de cristal, cuadros-sin sujeto que eligen como motivo toscas deformaciones de la vista posterior de esculturas clásicas o telas drapeadas imprescindibles para confeccionar vistosos ropajes que amortajen la desnudez de los cuerpos deseables; motivos frágiles que en su frágil equilibrio parecen apelar a una deconstrucción del falocentrismo, a un falofrágilcentrismo.
El objeto se hace a la idea porque al estar desprendido de un relato, al estar en vilo, es siempre susceptible de significar otra cosa, tiene siempre la posibilidad de ocupar otro emplazamiento. Si la obra de arte sólo es definible en su mayoría de edad, uno siempre puede pensar que el autor queda desautorizado cuando muestra objetos incompletos que simplemente son testigos de un proceso particular, testigos de una vida sin identidad. No obstante, cabe la posibilidad de que el sujeto, el autor, en este caso Verbis, quede indiciariamente retratado en lo inacabado. Lo inacabado, aunque sea indefinible (e indefendible), es también, al mismo tiempo, la expresión más auténtica del ser en construcción, auténtica porque al diferir el significado, al dejarlo en el aire, dota a ese ser en construcción de una vida-pensamiento todavía en evolución, de la posibilidad de readaptarse continuamente y ser otro una vez más.
Imágenes de la Exposición
Daniel Verbis. Derribos Wittgenstein, 2019. Masilla y madera 50 x 40 x 65 cm. — Cortesía de la Galería Rafael Ortiz
Entrada actualizada el el 20 ene de 2020
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