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Una melodía peleada

Ramón Peco. Los Sex Pistols sin saber apenas tocar abrieron muchas puertas para los músicos que llegarían después, pero también cerraron de un portazo muchas otras. Por esas últimas llegaba el olor rancio de los dinosaurios del rock, de los muertos vivientes que se limitaban a vivir de las rentas de un pasado creativo glorioso. Pero el caso de Jhonny Rotten y compañía es excepcional. Normalmente aquellos que lograr innovar y crear arte con mayúsculas son los que logran tocar exactamente la melodía que se proponen, y no la que buenamente pueden.

Algo así sucede con las fotografías de Christian DF. Cuando uno repasa sus álbumes entiende que hay un denominador común en todas ellas. No se trata de la estética homogénea que impera en su trabajo, no. Christian lucha por tocar su melodía de la forma exacta que entiende que debe sonar. Es fácil notar que ha peleado duro por lograr que cada una de sus fotos sea como la vemos. Pues Christian no se topa con las fotos, las busca. Incluso cuando una escena aparece súbitamente ante él.

Ese inconformismo no se refiere únicamente a la técnica que emplea, en la que predomina cierta fidelidad a los cánones clásicos del cuarto oscuro, su lucha está marcada principalmente por lograr el encuadre deseado. Si hay algo por lo que el trabajo de nuestro hombre sobresale es precisamente por su gran habilidad para lograr composiciones perfectas. Un aspecto que cada día más fotógrafos olvidan que es algo irrenunciable al construir una foto, pues sin ese andamiaje no vamos a ninguna parte. Quizá por ello predomina el blanco y negro en su trabajo.

Para 'saber ver' sólo nos queda recurrir a la buena literatura, que es la que nos permite entender cuando estamos ante una gran historia. Pero también saber escuchar, oler, palpar, sentir el entorno, olvidándonos incluso de la herramienta que usamos para retener la luz. Es en esa suerte de vacío cuando la razón se detiene y comienza a actuar el  instinto, momento en el que toca pulsar el botón de disparo. Después sólo nos queda cruzar los dedos y esperar que hayamos sabido analizar lo que nos rodea y convertir esa porción del mundo en algo nuestro, como hace Christian.