«OpenCopy», exposición que surge de la relación de dos artistas: Alfonso Batalla (fotografia) y Josué Pena (pintura).
Utilizando una misma supuesta realidad nos trasmiten sus mensajes personales y nos proponen una profunda reflexión sobre cómo un lenguaje se basa en otro, habla de él, lo interpreta y re-crea
No es nuevo, que alguien se fije en algo y que a partir de esa mirada surja un pensamiento y después una acción. Bien es cierto que ese algo puede suscitar una enorme emoción en una persona y para el resto ser un algo banal.
Esa emoción, puede suceder, que lleve al individuo en cuestión a veces a superar lo observado. Es algo habitual tecnológicamente hablando.
Sin embargo, desde mi punto de vista, en lo que se refiere al campo de lo artístico (digo artístico y no utilizo el término creativo porque en la ciencia y la tecnología hay mucho de creación) se trata más...de un acto de gran motivación que uno de superación. Quiero dejar claro que, bajo mi punto de vista, en el arte la única superación que existe es la de uno mismo. No debemos confundirlo.
Partir de un algo existente para construir un otro distinto. Esto es el sentido de esta exposición titulada OPENCOPY. Al principio puede parecer una forma sutil y amable de apropiacionismo…así sin más ni más, lo dudo y me explicare…
En las series Depósitos y Trampas y Promenade Nature, en las que llevo años trabajando, hago alusiones al Síndrome de Diógenes, desear, poseer, acumular y olvidar. En ellos hay algo de humor, de teatralidad entre el espacio y los objetos. Orden…desorden…los objetos que utilizo son obras de arte cosificados.
Los objetos son invitados por el espacio y éste los sugiere; con lo cual ya dejo claro cuál es el primer paso a seguir: elegir ese espacio.
Tampoco se trata de cualquier espacio. No. Tiene que ser silente, insinuante, seductor…
Las primeras ideas de “espacio” eran las propias del lugar de donde procedo que es la Margen Izquierda de la Ría y partían de fotografías que ya existían o las que hice yo. Eran por lo general espacios “olvidados o desolados” por decirlo de alguna manera neutral.
Nada es tan importante cuando pasa al olvido.
Más adelante incluí otros espacios similares que veía en libros, revistas y sobre todo en periódicos y en las redes sociales. Para mi eran reliquias exquisitas que me motivaban. Eran obras de arte.
Creo que fue hace dos años cuando conocí a Alfonso Batalla en una exposición en la Galería Bilbaína Vanguardia y vi en su obra algo similar a esos espacios abandonados a los que he aludido antes. Eso me emocionó y más aún cuando accedí a su página web. Eran auténticas obras abiertas que me sugerían nuevas obras.
Tenía un precedente en las imágenes del fotógrafo Robert Doisneau, aunque fueran en blanco y negro, de ellas también surgieron varios cuadros.
Para que iba a hacer fotos, buscar espacios si los tenía hechos ya delante de mis ojos….
El hecho de poder ver expuestas las obras de Alfonso Batalla junto con mis obras, me parece una oportunidad fantástica y emocionante de presenciar los procesos de lo que representa realizar una Copia libre a partir de una Obra Abierta.
Josu Pena
La fotografía es posiblemente la única disciplina del arte que tiene a la mentira como elemento implícto.
De hecho estas fotografías, rodeadas por los magníficos cuadros de Josué Pena, han sido capturadas con un aparato mezcla de óptica, mecánica y electrónica diseñado para reflejar la realidad. Por eso mismo, quien las contempla tiende a pensar que lo fotografiado es auténtico, mientras que el cuadro recoge la interpretación y la habilidad del pintor. En la obra fotográfica abstracta busca el espectador más proximidad a lo real que en la más hiperrealista de las pinturas.
Precisamente por esa apariencia de veracidad, la mentira en esta disciplina es la mayor de las mentiras.
En primer lugar la cámara reduce las tres dimensiones espaciales a dos: covierte el volumen y el espacio en algo plano dejando al autor crear la sensación de profundidad y perspectiva que desee con herramientas técnicas propias de la disciplina: ángulo de toma, distancia focal, profundidad de campo etc.
En segundo lugar, la dimensión temporal resulta absolutamente eliminada. El espacio queda completamente congelado en un instante del tiempo. Nuevamente el artista dispone de técnicas para conjurar el tiempo como la velocidad de obturación pero cuenta con un elemento aún más definitivo: la elección del momento. Incluso con la cámara fija en un trípode el paso de unos minutos cambia la luz y con ello su temperatura, el contraste, la dirección de las sombras... configurando una imagen distinta de la misma realidad. Podríamos incluso repetir esta toma durante varias estaciones del año y sería aún más distinta.
Que la fotografía no reproduzca la realidad que aparenta es, desde el punto de vista de la creación artística, una ventaja esencial.
En el momento en el que el artista-fotógrafo realiza la toma ha llevado a cabo un gran número de decisiones en cuanto a los elementos formales de la misma: óptica utilizada, ángulo de toma, encuadre, foco, diafragma, velocidad y ha decidido en qué momento del año y del día pulsar el disparador en función de la luz y de las sensaciones y sentimientos que esa obra despierta o quiere transmitir. No hay por ello dos fotografía idénticas y, lo que es más importante, toda fotografía esta impregnada por el lenguaje de su autor.
En este sentido, la obra fotográfica no es la realidad sino una interpretación de la misma realizada de un modo premeditado y consciente mediante un lenguaje artístico que se pretende sea coherente y consistente.
Cuando Josué Pena utiliza una de mis fotografías para pintar un cuadro no está simplemente utilizando un documento gráfico como muestra para reproducir algunos de sus elementos. Ello podría ocurrir, aunque limitadamente, si lo hiciera con una fotogafía capturada por él mismo. Tampoco es, simplemente, una fuente de inspiración. Cuando pinta, utiliza su lenguaje y su intención artística sobre una obra tambien artística que ya es en sí misma una interpretación positiva de la realidad y que como tal tiene su propio lenguaje e intención. Va mucho más allá de la interpretación de una partitura, por ejemplo, pues aunque la interpretación musical sea creativa, su intención no es esenciamente la creación.
Por ello creo que, por encima del valor individual de cada una de las obras expuestas, hay una profunda reflexión sobre como un lenguaje se basa en otro, habla de él, lo reinterpreta y re-crea.
A ese Lenguaje que se usa para hablar del lenguaje lo denomina la Real Academia de la Lengua “metalenguaje” y, en este modo interdisciplinar, me resulta simplemente fascinante.
Alfonso Batalla
Imágenes de la Exposición
OpenCopy
Entrada actualizada el el 15 dic de 2015
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