Páginas de la herida, exposición híbrida que se muestra en un lugar también híbrido que es el Hotel Kafka, es fotografía hilvanada por el traslúcido hilo literario de Berger, del que toma su sarcasmo y lucidez para internarnos, envueltos en una quimérica atmósfera de cuento, en los múltiples caminos que ofrece su universo hecho de tiempo y caída. Las fotografías de Eva Metola avanzan por el filo de una espada y, si llega el caso, se arrojan sin contemplaciones a un lado o a otro y nos arrastran con ellas hacia un lugar que nos despierta, quizá, conocidas resonancias: soledad y ruptura, juego y reflexión, sensualidad y movimiento.

Con un blanco y negro cuyos matices abarcan desde la técnica impecable hasta el uso irreal que este proporciona a la cruda y descarnada mirada imperfecta y por ello catalizadora de espacios ... ajenos, los temas no son aquí lo que genera unidad, sino que esta viene dada por la visión absolutamente personal y valiente de la artista: muñecos desmembrados, bodegones con vocación de collage, cuerpos oblicuos o espacios de gélida transparencia son las huellas de un mundo interior extraordinariamente rico que salen a la superficie y nos permiten atisbar algunos de sus secretos. Son «todas estas cosas», las que nos recuerdan que es nuestra «visión del tiempo la que está siendo despiadadamente interrogada por la muerte»; como en un cuento.