Beatriz Romero parte de varias fotografías para construir una nueva imagen generada por ordenador. El proceso creativo se basa en la sustracción y la adición visual: extrae elementos de su contexto original para incorporarlos en otro diferente. La introducción de estos retales fotográficos en un nuevo espacio los descontextualiza creando una nueva imagen. La autora busca, en este nuevo escenario irreal, provocar un juego perceptivo en el espectador, ya que en una sola imagen existen tiempos y espacios pertenecientes a realidades diversas.
La intervención del hombre y su consecuente interacción con estos paisajes pseudo-naturales se hace evidente en las huellas humanas impresas en ellos. Son espacios inhabitados pero que hacen referencia a la figura humana in absentia (una lámpara encendida, una puerta abierta...).

Son paisajes 'domesticados', artificiales: escenarios que manifiestan  esa necesidad que ... tiene el hombre de representar y transformar la naturaleza a la medida de su deseo. Así, Beatriz Romero, invita a reflexionar sobre la relación existente entre naturaleza y cultura.

En definitiva, se podría decir que se trata de una serie de escenografías compuestas por un mestizaje de elementos procedentes de distintas culturas, en las que lo cotidiano se convierte en un mundo imaginario sin identidad única.