-------------------------------------------------------

-------------------------------------------------------

Puede decirse que la pintura de paisaje ha contribuido de manera decisiva a formular la imagen de la naturaleza en el mundo contemporáneo.

Lejos de ser una mera transcripción objetiva de la realidad observada, la pintura de paisaje implica una selección de determinados fragmentos de esa realidad, y su posterior transformación al traducirla a términos pictóricos. En ambos pasos cuenta no sólo la elección del artista, sino también una ... serie de factores culturales, sociales, económicos o incluso políticos : de algún modo la pintura de paisaje se ha convertido en un campo de reflexión sobre los lugares, sobre lo que distingue a unos de otros, y por consiguiente, sobre lo que diferencia también a sus pobladores. Porque la pintura de paisaje no trata de una naturaleza genérica, sino de una naturaleza particular, concreta, en la que el artista vuelca sus sentimientos, pero también sus convicciones y sus conocimientos heredados.

Partiendo de esta idea, la exposición Paisajes esenciales tiene como objetivo acercarnos a la visión del paisaje del interior de España que nos han ofrecido a lo largo de varias décadas cuatro pintores del siglo XX: Benjamín Palencia, Godofredo Ortega Muñoz, Juan Manuel Díaz-Caneja y por último, José Beulas.

La presencia de este último resulta especialmente pertinente, pues no en vano la institución que ahora cobija esta exposición está asociada a la Fundación que lleva su nombre. La obra de Beulas, además, ha supuesto a lo largo de los años una reflexión continua sobre un paisaje, el altoaragonés, que de algún modo acoge y da sentido a toda la actividad del CDAN.

José Beulas, con sus austeros paisajes, destila toda la fuerza de una naturaleza endurecida por el sol y el viento. Reduciendo los componentes del paisaje a l mínimo formal, consigue la máxima expresividad visual. Esa idea de reducción, en algunos casos combinada con una rítmica repetición de motivos, forma también la base de algunas de las mejores pinturas de Ortega Muñoz. Por su parte, Juan Manuel Caneja recrea el pardo pero refinado cromatismo y la tensión horizontal del campo palentino con un lenguaje que desvela su admiración tanto por el cubismo como por ciertas formas de abstracción. Finalmente el Palencia posterior a la guerra construye paisajes llenos de color que, aunque formalmente se alejan de su más vanguardista experiencia vallecana, mantienen el interés de aquella por todas las formas de vida que se producen entre nuestra mirada y la línea del horizonte.