Descripción de la Exposición
En medio del prado inclinado, desde la ventana del estudio de Santiago Arranz, se ve un bloque cuadrado de acero, donde el artista ha esculpido la forma de una rosa vaciada. El acero es gris, duro. La rosa es aire vitalizante, como si el exterior del acero tuviera un interior suave y sedoso. Quien se inclina y mira la rosa, observa a través de los ojos del artista y ve lo que el artista ve: Árboles torcidos por el viento, una valla en la nieve, el rojo de las hojas en otoño, el brillo verdoso del agua en las nubes, la fiebre del naranja en el cielo al atardecer, la carretera de ensueño que desaparece en la curva, la soledad del árbol en el resplandor del cielo púrpura. No hay lugar a dudas, Santiago Arranz anima la acción en el silencio de su obra. Atrae al espectador con su rosa de acero y aire, a su paisaje, a su obra. No basta con mirar. Para Arranz mirar es entrar, es caminar por senderos donde el viento murmura a través de los colores, donde los colores desvelan el paisaje, donde lo banal es extraordinario. El artista hace participle al espectador de sus propias experiencias interiores, de la alegría, la ira, la felicidad, el entusiasmo, la euforia, hasta hacerle cómplice. Llegado este momento, el espectador inclina la espalda hacia la rosa hecha de aire, plenamente consciente de que lo que ve en los paisajes pintados por Arranz es su paisaje interior, y que el paisaje exterior está inseparablemente vinculado al paisaje interior del artista. El artista pinta un deseo.
Paul de Moo
Formación. 30 oct de 2025 - 11 jun de 2026 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España