“Paralelo 21” es un territorio soñado donde florece el lado amable de la vida. Un lugar sin violencia donde se celebra a diario la fiesta de estar vivo.
En el silencio de sus desiertos o en la penumbra de sus selvas, los mediodías son largos. El tiempo queda suspendido y un sopor de siesta se instala en sus habitantes.
El “Paralelo 21” atraviesa arbitrarias cartografías, y en su cuaderno de bitácora se registran nombres inventados y otros reales (Macondo, Mindelo, Obaba, Kerala...).
En su maltratada diversidad, todos los habitantes de este país circular, trabajan, aman, viven y mueren de la misma manera.
Durante años he recorrido como un funambulista la delgada línea del “Paralelo 21”. Un turista @ccidental caminando sin rumbo fijo en busca de un tiempo perdido.
Pero a veces, había algo que me hacía detener. En ésos momentos, sentía que los 21 gramos de mi alma lograban el ... equilibrio en la cuerda floja. El obturador se abría un instante, y yo también celebraba estar vivo.