La obra plasma los interiores subterráneos de los pasillos del metro, estaciones y aeropuertos en los que se observan individuos que se trasladan de un lugar a otro. Los lugares por donde transitan son duros y fríos, lugares de paso, los cuales forman parte de un escenario cotidiano. Los personajes anónimos se mueven, los rostros no son definidos. El interés del artista se centra en capturar la acción en movimiento en un momento determinado. Su trabajo se define con un lenguaje geométrico, arquitectónico que se contrapone con siluetas orgánicas y diluidas que se funden en el mismo entorno. Estamos ante una obra que hace cuestionar al espectador, ¿dónde estamos? ¿quiénes somos? ¿hacia dónde vamos?