Moisès Gil ha reunido en esta exposición su última serie de esculturas donde la combinación de varios materiales (acero, aluminio, madera, etc.) en una misma escultura se realiza con el fin de que se establezca un diálogo interno entre ellos, haciendo que la relación entre obra-espectador, sea más fluida, con el mensaje claro y directo en el que se basa el conjunto expositivo. Se potencia con esta interacción de diversidad de materiales, el contenido semántico del conjunto y de cada obra en particular. Se parte de la base de que la escultura, como otras disciplinas artísticas, es un medio de comunicación y el objetivo es entablar un diálogo con el espectador y darle a conocer nuestros sentimientos e intenciones a través de las creaciones, y en esta intención estriba la poética de la obra y del conjunto de esta muestra. “Mi propósito es hacer reflexionar ... al espectador sobre el destino del ser humano y las grandes cuestiones que el hombre debe empezar a plantearse”, afirma el autor. El ser humano en la era post-tecnológica y las consecuencias que esto conlleva, hombres que se debaten entre espacios arquitectónicos hostiles (o no) y naturales enraizando al ser humano en su verdadero elemento (o no), consecuencia de una, entre comillas, sociedad del bienestar, que de forma aparente se nos presenta en forma de panacea y que muchas veces somos esclavos de ella misma, de la que nosotros mismos somos copartícipes y hemos establecido. Otro de los puntos de inflexión en la obra de Moisès Gil es la que refleja al ser humano en su afán, en la vorágine de alcanzar una meta y que no nos deja ver más allá de nuestros objetivos básicos o de las cosas positivas que nos puede aportar el transcurso de la vida.

Moisès Gil, ha utilizado en esta exposición recursos semánticos como la repetición y el orden, en donde la figura humana es el eje vertebrador que protagoniza la obra, siendo ésta de un marcado carácter humanista.. Sin dejar de lado el valor semántico y discursivo del conjunto narrativo de la exposición en su conjunto.