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Del 7 de noviembre de 2008 al 9 de enero de 2009, Galería pazYcomedias expone la obra reciente del artista Pepe Talavera. En la segunda muestra individual que la galería dedica a este joven artista, se podrá ver la obra realizada durante su estancia en el Colegio de España en París con motivo de la Beca de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura que le fue concedida en 2007, además de la realizada durante el presente año.

En su obra, Pepe Talavera nos invita a franquear las fronteras de "lo ficticio". De la serie realizada en París, nos muestra un conjunto de obras pintadas del natural y que se sirven del propio estudio (su espacio, objetos ... y el propio pintor) como modelo. En "All things must pass", serie en la que el artista recupera imágenes de archivos fotográficos propios rescatados del olvido, nos muestra el espacio representado como un espacio que sigue existiendo, pero que ya nunca será el mismo, ya nunca tendrá idéntico significado. En ambos casos nos invita a reflexionar sobre las cosas que están, sobre las cosas que ya no están.

Con respecto a "All things must pass" (2008):

En esta serie de obras de pequeño formato, Pepe Talavera indaga en el tiempo y espacio interior recuperando el recuerdo de fotografias caseras, casuales, no premeditadas...que retienen espacios, situaciones y percepciones que nunca se repetirán, rescatándolas del silencio y descontextualizando su entorno a través de la mirada ya no íntima de un público, que nunca había contado para su realización. De esta manera nos invade cierta incertidumbre en esa intención de rescatar una memoria perdida, voluntaria o involuntariamente, de sus vivencias personales, pues siempre pensaremos que recobrar públicamente algo perdido u olvidado, sólo logrará alargar su recuerdo.

En palabras del artista: "Hay una historia, un motivo para elegir estas imágenes como punto de partida. Un lugar, y dos sucesos. Dos pérdidas. A veces la pérdida es evidente, ruidosa. A veces, en cambio, no es tan fácil percibir que algo ha pasado. No creo en los fantasmas. No creo que los lugares puedan albergar emociones a modo de reverberación de aquello que se viviera en ellos, y no lo creo porque no está en su naturaleza. Otra cosa bien distinta somos nosotros. Nuestras cabezas. Hay recuerdos, hay experiencias, que se convierten en espectros de la memoria y que recorren una y otra vez su camino dejando tierra quemada a su paso; otros recuerdos, afortunadamente, no son tan pesados. Me interesa entonces la noción de cambio, esa sensación que uno tiene cuando observa una fotografía reciente y ya es capaz de percibir una diferencia respecto a la imagen del espejo. Es la constatación de un movimiento, con la perplejidad, melancolía, o incluso satisfacción, que ese descubrimiento conlleva".