Pipo Hernández es un artista que ha optado por la pintura de manera inevitable, estableciendo estrategias visuales que ahondan en la superficie de cada cuadro en una forma muy cercana a lo que hoy podemos entender como clásica.

Se trata de pintura en el sentido más tradicional del término: cuando se vaticinaba su muerte por inanición frente a la voracidad de otras formas artísticas Pipo Hernández cuestionaba, y lo sigue haciendo, la supremacía de la no representación hasta llegar a extremos tan límites que incluso ha invocado a la historia utilizando las formas de los grandes maestros de la pintura, del pasado y del presente, cruzándolas con la actualidad con la reverberación del que se siente manipulador genial.

Frente a la pintura de Pipo Hernández la relación se define por una sensación de inmersión y de tranquilidad. ... Sin duda esto está producido por el conocimiento previo de que esta pintura está originada en ese lugar extraño en el que la mente se convierte en un cruce de caminos entre la memoria, los deseos y la realidad.