La Vulcanizadora es un espacio de conversaciones curatoriales en el espacio o escenificadas. En este caso, la conversación es con Claudia Salamanca con quien construimos Pisos Térmicos, una exposición que presenta trabajos de dos artistas que permacerán en el espacio durante toda la exhibición, uno de Liliana Angulo y otro de Felipe Arturo. Tambiéndestinamos dos espacios para intervenciones temporales, Iñaki Chavarri y Diego Benavidez serán quienes lo ocupen inicialmente con dos obras que irán hasta el 5 de Agosto. Después Sofía Gallisá Muriente y Jorge González entrarán a la conversación en el espacio, con dos procesos para crear otras relaciones y otra imagen de la exposición.
En esta exposición se configuran imágenes que despliegan temperaturas, colores, texturas, cuerpos, y violencias que entre el deseo y el rechazo se relocalizan, saltan entre pisos de calores y fríos, negros y blancos, y con cada salto una mueca.
Primera Imagen
Katherine, una mujer que a...los 20 años de edad sufría de interminables ataques de epilepsia, fue intervenida quirúrgicamente separando su hemisferio derecho del izquierdo afectando el cuerpo calloso de su cerebro; sólo para despertarse con un ligero cambio en su forma de hablar. Días después mientras visitaba a su cirujano, la mano de Katherine empezó a desabotonar su blusa. Su mano, lo que sería diagnosticado más tarde como síndrome de la mano extranjera, actuaba involuntariamente. Sin embargo, con el correr de los días, eso que parecía sin sentido –una conducta involuntaria– empezó a dibujarse como una especie de autonomía. La mano seguía unos parámetros claros de conducta; tenía voluntad. Por ejemplo, esta mano apagaba el cigarrillo que Katherine prendía: parecía decir “No debes fumar.” Cada vez que maldecía, su mano la abofeteaba: “No debes decir palabras impropias.” En términos generales la mano extranjera intentaba que Katherine cumpliera una forma de disciplina social que a ese resto del cuerpo parecía importarle poco. El síndrome de la mano extranjera ocurre cuando uno de los miembros superiores no está bajo el control de la mente. Pero como nuestro ejemplo lo indica, esta mano sí estaba bajo el control de una mente que hablaba a través del cuerpo. La idea del YO soberano requiere de una mente única en un solo cuerpo; unidad y coherencia entre una mente y un cuerpo; todo lo demás, aquello múltiple será definido bajo el concepto de síndrome. Entonces quisiera preguntar, ¿Katherine tiene una mente o dos mentes? ¿Cómo explicar dos voluntades en un solo cuerpo? ¿Tenemos más de una mente o más de un cuerpo? ¿La mano que abofetea tiene la misma edad del rostro que recibe?
PRIMERA BOFETADA
Segunda Imagen
En 1887 aparece publicado en el Papel Periódico Ilustrado un texto titulado Recuerdos y Apuntamientos firmado por José Caicedo, en el que señala la ingratitud de ciertos extranjeros, –específicamente habla del Barón Alexander von Humboldt– y dice,
Es verdad que Humboldt llamó a Santafé “La Atenas de América del Sur”, en un sentido relativo, sin duda porque esta ciudad le pareció la más culta de cuantas hasta entonces había tenido la ocasión de visitar en América, y porque debió sorprenderle que cuando él pensaba que tal vez este país se hallaba todavía en estado primitivo, o poco menos, encontró en la capital más de una docena de hombres notablemente instruidos, templados por el mismo tono de él, es decir amantes y cultivadores de las ciencias naturales. Pero tal título que los honraba y los favorecía, no impidió que en sus escritos callase los nombres de esos sujetos, de cuyos conocimientos locales y prácticos se aprovechó grandemente, y que tan importantes datos y noticias le suministraron graciosamente acerca del país, su topografía, minas, producciones, climas.
En esta cita Caicedo tiene en mente los descubrimientos de Francisco José de Caldas entre los cuales están su método para medir la altitud sin barómetro a partir de la temperatura de ebullición del agua y la geografía de las plantas, es decir la zonificación por altitud, lo que conocemos como pisos térmicos. Caicedo señala que ese extranjero brillante llamó a Santa Fe con el nombre de una ciudad remota, Atenas. Sin embargo, y aunque Caicedo encuentra esto como un elogio, la Atenas a la que se refería Humboldt ya no existía con esas características en Europa. En esta imagen la Atenas suramericana ya estaba en ruinas o al menos estaba condenada a decaer. Esta dislocación del paisaje que Humboldt como elogio le ofrece a los criollos de Santa Fe, se da por esas mentes que encuentra el Barón. Estas le recuerdan un pasado glorioso que se traduce en un presente sin citas, nombres o agradecimientos y lleno de apropiación y aprovechamiento. Francisco José Caldas conoció a Humboldt y soñó con aprender de la mano del Barón, ser su mano derecha y compañía. Sin embargo Caldas escribió cartas donde amargamente describe el rechazo que Humboldt le propinó. Escribe que el Barón en su aparente búsqueda por los placeres derivados de la compañía de jóvenes neogranadinos olvidaba que estos no estaban calificados para emprender la empresa del conocimiento. Caldas, en carta a Antonio Arboleda, describió cómo Humboldt lo rechazó como acompañante en su expedición, y escribe,
“Este ingrato pueril parte el 8 de éste para Lima. Yo me alegro de perder de vista a este despreciador de su amigo. Algún día sabrán ustedes las causas y se asombrarán al ver que los hombres más grandes tienen debilidades.”
Así, tenemos a un Humboldt que se mueve entre cuerpo y mente, placer y conocimiento, lo que se traduce en fervor y rechazo. Y por otro lado, a un Caldas buscando ser mano y cerebro de ese otro mundo. Y en medio, en esa distancia de los cuerpos y de los mundos, solo Pisos Térmicos, jerarquías y caracterizaciones de las mentes y sus cuerpos, de los propios y de los otros, espejos temporales, imágenes reflejos entre un pasado y futuro, moral creada del abajo y del arriba.
SEGUNDA BOFETADA
Tercera Imagen
El Barón Alexander von Humboldt nos ofrece en su libro La Geografía de las plantas un dibujo del Chimborazo en el que condensa con infinito detalle sus observaciones al escalar el volcán. Este dibujo une sus observaciones en Ecuador con geografías de otros lugares. Los pisos térmicos como la condensación de los patrones de una geografía descrita a partir de la altitud, manifestó dentro de su formalización de la observación científica una moral que se colaba no por las rendijas de las ventanas sino que abiertamente localizaba lugares políticos y morales entre las proyecciones/descripciones del nuevo y viejo mundo. En su expedición al Nuevo Mundo, Humboldt encontró el acá y el allá; Atenas –como llamaría a Santa Fé– acá y allá pero en ordenes, tiempos y jerarquías diferentes, sin citas o agradecimientos, en medio de cuerpos jóvenes deseados y rechazados, mentes ilustradas y dignas, pero también señalando su aparente incapacidad. Me pregunto qué imagen podría ofrecerle al lector que pudiera condensar ese camino que enlaza dos lugares, el viejo y el nuevo mundo; ese supuesto camino ilustrado. En mi imagen aparece un autómata. Un cerebro dividido en dos, con la mitad del rostro de Humboldt y la otra mitad de Caldas. Este autómata tendría síndrome de manos extranjeras. La mano extranjera derecha tocaría el rostro del lado izquierdo, que con curiosidad y placer recorrería sus facciones, pero también lo abofetearía, lo golpearía hasta quitarle el ojo. Aquellos que sufren de mano extranjera hablan de las vergüenzas que su propia mano les hace pasar. Entre el deseo y la vergüenza cada mano tocaría el medio rostro opuesto del otro. Un cerebro y cuerpo en cortocircuito, mentes duplicadas, que queriendo ser una totalidad con el otro hemisferio –rostro completo– y en medio del deseo y la vergüenza, responde con violencia ante la incapacidad que tiene un ojo de mirar al otro, entonces opta por la ceguera.
TERCERA BOFETADA
Entrada actualizada el el 01 ago de 2017
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