Descripción de la Exposición
Rafael Navarro (Zaragoza, 1940) contó entre los creadores de la Nueva Fotografía española. Pertenece a la generación de “Nueva Lente”, a la que da nombre una revista nacida en 1971. Desde entonces y hasta ahora, su trabajo sigue vivo, respaldado por un inusual nivel de exigencia. Manteniéndose fiel a su medio, Rafael Navarro cuenta entre quienes abrieron a la Fotografía los museos y galerías no específicos. Muchas de las exposiciones que han hecho recuento de la Fotografía Contemporánea, a lo largo de cuatro décadas, tanto a nivel nacional como internacional, incorporan su nombre. Pocos artistas consiguen sobrevivir de este modo. No por casualidad, sería él el primer fotógrafo en recibir el Premio Aragón Goya, máxima distinción aragonesa en las Artes Plásticas.
La exposición “Cuerpos Iluminados” (2006), que pudo verse en La Lonja de Zaragoza y el MEIAC de Badajoz, representó un resumen significativo de su obra. El desnudo femenino fue el protagonista principal de esa muestra antológica. Este motivo se vincula, en Rafael Navarro, a un alto grado de abstracción. El cuerpo puede asimilarse al paisaje. Las luces y las sombras, la piel, que convive con las texturas de la tela o de las piedras, intervienen como vocabulario de un lenguaje poético.
Esta antológica precedió a otra exposición importante, “A destiempo”, que se vio en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza y en el Museo de la Universidad de Alicante en 2011. Hasta ese momento, Rafael Navarro se había limitado a la fotografía “química” y al blanco y negro, caracterizándose por una pureza impecable en su tratamiento. En esa exposición emergían imágenes digitales y en color, un color que se manifestaba sutilmente, en piezas que sorprendían por una discreta y paradójica riqueza de matices.
Tras estas dos exposiciones trascendentales, la propuesta de “Polifonías” aporta una clave de lectura nueva y transversal de la obra de Rafael Navarro. Por un lado, atraviesa la frontera entre sus trabajos clásicos y químicos, en blanco y negro, y la producción digital más reciente. Por otro lado –y esto sería lo más destacado– muestra un modo peculiar y alternativo de presentación de las fotografías. Al hilo de la voluntad de abstracción, característica del autor, del entendimiento de la imagen como útil de lenguaje, nace una combinatoria de las fotos en composiciones mayores. Cada elemento pierde su individualidad en beneficio de un todo. En cualquier serie, de cualquier fotógrafo, esto se producirá en una forma secuencial, en el sentido convencional de un discurso, como el que se asocia a un libro o la exposición de imágenes consecutivas, hiladas por un argumento o simpatía. Pero en el caso de las “Polifonías” se va más lejos, porque las fotos funcionan como partes de una pieza global, cuya lectura es conjunta, y no necesariamente lineal. Esta forma de trabajar enlaza con una cierta tradición vanguardista –que se puede ejemplificar en Sol LeWitt– donde cuadros o fotografías individuales se consideran material de construcción para una obra distinta.
“Polifonías” quiere ser un inventario de las formas en que interactúan las fotografías para construir una obra nueva. Esta obra nueva aporta una complejidad que se quiere cargada de significados. Sin embargo, a diferencia de otros artistas, la construcción de la obra polifónica no quiere ocultar, en Rafael Navarro, la riqueza de significados que encapsula cada fotografía que la configura. Mantiene dos niveles de lectura: micro y macro.
La exposición relatará también cómo nace este concepto de polifonías. La mítica serie de los “Dipticos”, desarrollada entre 1978 y 1985, inicia el planteamiento de unas dualidades, de las que nace un significado nuevo, diferente de la suma de las partes. Pero descubrimos que este tratamiento sintético hallaba ya su germen en una serie previa (“Involución”), que representaba una crítica interna de la propia Fotografía. El desarrollo de las “Polifonías”, por lo tanto, parte de una discusión de las bases del medio, y esa discusión es la que hace crecer la obra hacia territorios que van, curiosamente, bastante más allá de lo puramente fotográfico.
El principio de dualidad está en el origen de los “Dípticos” y de las “Polifonías”. Este principio simple se manifiesta de una riqueza enorme al crecer, combinándose, de una forma contrapuntística. Las dualidades que juegan aquí son las de la piel desnuda y oculta, las del movimiento y la quietud, las de lo natural y lo artificioso, la luz y la sombra. No será extraño que las componentes con las que el artista juega sean simples y arquetípicas, abstractas y ajenas a convenciones culturales: cuerpos, piedras, árboles, hojas, astros. Una fotografía ajena a la anécdota, y afín a lo esencial.
En la exposición se mostrará la continuidad de estos procedimientos, en un paralelo entre sus desarrollos clásicos en blanco y negro, y los últimos, en color. Todas las tipologías de las “Polifonías” quedarán censadas en la exposición. Los “Dípticos” germinales se mostrarán al completo, pero de una forma inédita, como proyección continua y secuencial, pretendiendo dar visibilidad a ese nacimiento insólito del sentido nuevo y poético que procura la proximidad de dos imágenes.
Alejandro J. Ratia
Premio. 01 abr de 2025 - 18 may de 2025 / Bilbao, Vizcaya, España
Exposición. 14 may de 2025 - 08 sep de 2025 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España
Formación. 30 oct de 2025 - 11 jun de 2026 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España