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La Fundació Suñol presenta una exposición que muestra la propia mitología e iconografía de Porta-Zush (actualmente Evru) y su evolución desde las primeras obras de su trayectoria artística, que confirman la excepcionalidad de su permanente interés y calidad creativa.

Se trata de una selección de 114 obras, la mayor parte no expuestas hasta hoy, que forman parte de la Colección Josep Suñol en su totalidad. A través de ellas, los visitantes descubrirán el nacimiento y la evolución de las particulares señas de identidad del creador, todavía presentes en su obra actual.

La muestra, que ocupa la primera planta de la Fundació Suñol, nos presenta uno de los periodos artísticos más desconocidos de Zush, el de sus inicios, centrándose en los años anteriores a la ... transformación de Porta y los primeros años de Zush, su personalidad precedente antes de convertirse en Evru.

El contenido incluye la Suite erocomida: la erótica y la destrucción de lo cotidiano. Son obras de gran eclecticismo técnico aunque con dos denominadores comunes: la erótica del paladar y la destrucción de la realidad que le rodea. Son gestos que combinan alimento y erotismo tras una estética de resonancias clasicistas, de reminiscencias mitológicas mediterráneas, por su blanco omnipresente e inmaculado, aséptico e ingenuamente perverso.

El siguiente apartado de la exposición muestra la obra de los primeros años de Zush, tras haber vivido una temporada en el frenopático, lugar en el que nació su nueva personalidad. Esta obra se agrupa bajo el apartado Ibiza: una isla que crea desde una isla. Zush adopta la lucidez del loco al darse cuenta de la dificultad del mundo, de que su misterio no puede expresarse a través del lenguaje inteligible. Se distancia de aquello que conoce y en Ibiza, donde vive entre 1975 y 1983, vive en primera persona la experiencia hippie, heredada de la cultura beat de los 50. Realiza unas obras acrílicas con puntos fluorescentes, iconografías lisérgicas con profusión de detalles, de una minuciosidad obsesiva que le remiten a su estancia en el frenopático. Durante este periodo el artista beberá del concepto de psicodelia, entendido como manifestación del alma, creará atmósferas en las que la oscuridad, el cromatismo y la música transportan al espectador hacia una experiencia de carácter ritual.

En las obras de la década de los 70: de Jude a Nasha, Zush nos muestra figuras de siluetas femeninas realizadas con spray, en las que destacan unos puntos o centros de energía, que unidos forman un tipo de constelaciones eróticas sobre espacios vacíos y una serie de piezas de estética ocular, en que unos ojos observan y nos hacen sentir observados. El cuerpo del ser humano, frontal y regular, reviste un carácter de signo y el universo que le rodea es astral. Esta sexología astral tendrá, como base iconográfica, las cartas de un Tarot, que Zush crea como referentes de su propia simbología.

Las obras que conforman 'la muerte de su vida pasada' son un conjunto de escrituras donde elementos como el tarot o la pasión por culturas no occidentales continúan muy presentes. Zush escribe por el placer de escribir, no es necesario comprender su lenguaje para sentir que se está despidiendo de un mundo que considera ya agotado. Con 'Nasha declina yasmu tucare', expresa su voluntad, como artista, de procrear obras como hijos. El hijo como obra y la obra como herencia de Zush.