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En este 2º Programa de Residencias decidí invitar a las artistas Yaima Carrazana y Daniela Ortiz, quien colabora en esta ocasión con Xose Quiroga, motivada exclusivamente por un asunto biográfico. Ambas artistas son latinoamericanas residentes en Europa (como quien escribe este texto). Yaima vive en Ámsterdam y Daniela en Barcelona. Ambas salieron de sus países de origen en la primera década de este siglo, cuando la migración a la vieja Europa no sólo estuvo motivada por asuntos políticos o económicos, si no también por la búsqueda de formación y oportunidades profesionales. En el caso de los artistas, la proyección internacional pasaba inevitablemente por la migración hacia el norte. Hoy, Europa no es lo que era, pero ... no es lo que era hace tan sólo un par de años. El liderazgo cultural ejercido durante siglos por el hemisferio norte, favorecido por su hegemonía económica, podría empezar a tambalearse. También hace muy pocos años, el curador cubano Gerardo Mosquera denunciaba que el flujo cultural corría siempre en la misma dirección Norte-Sur, -según dicta la estructura de poder-. Esta dinámica parece tener hoy día fecha de caducidad. Una Europa pobre pierde su capacidad centrípeta y se transforma en un territorio de pesimismo e incertidumbre. ¿Cómo afecta esta situación a los artistas? En el caso de Yaima Carrazana y Daniela Ortiz, ambas comparten una circunstancia vital en un momento y un lugar clave: son migrantes del Sur en un Norte cuyo poder se debilita. Pero esto no parece una desventaja, al contrario, hoy su posición se torna caprichosamente ventajosa y pone en duda su subalternidad, término utilizado también por Mosquera y otros teóricos para referirse a la situación de los del Sur respecto a los del Norte. ¿Formarán parte de un eventual proceso de 'descolonialidad' en palabras del semiólogo argentino Walter Mignolo? Habrá que estar atentas a lo que suceda a partir de ahora. Hablar de un cambio de dirección, Sur-Norte, resultaría precipitado e ingenuo. Probablemente las corrientes culturales, sus dinámicas de poder, las bases sobre las cuales se apoyan, están todavía definiendo posiciones en un nuevo orden mundial que ahora mismo desconocemos. En todo caso, el flujo ya no será en una dirección; irá de ida y vuelta: Sur-Norte-Sur o, quien sabe, en nuevas direcciones: Sur-Este-Sur o, por qué no, Sur-Sur.

El trabajo que viene desarrollando Daniela Ortiz, tanto en España como en Perú, está directamente ligado a estas temáticas (migraciones, racismo, hegemonía, dependencias...) y se ve potenciado con la colaboración de Xose Quiroga, quien 'representa' en esta dupla el contrapunto, en una alegoría sobre las relaciones de poder entre un hemisferio y otro. De forma transversal, la obra de Yaima Carrazana se relaciona con estos asuntos cuando rechaza, desde su práctica artística, cualquier encasillamiento, cualquier expectativa de lo que debe o no debe hacer un artista cuando ha nacido en una parte del planeta. En este devenir, cada vez más acuoso como lo anunció Bauman, en algún lugar metartístico, el trabajo de estas artistas se encuentra y dialoga. Para entender este dialecto, que no es de aquí ni de allí, será imprescindible sustituir discursos que sinteticen por otros que amplifiquen y, por supuesto, superar el asunto geográfico para empezar a centrar la atención en el biográfico. La circunstancia vital de estas artistas es definitivamente lo más importante en este momento.