En la muestra de Ezequiel Montero Swinnen, "Punto de contacto", las obras operan desde la comunión de una aprehensión biográfica del espacio, donde aparece el paisaje pampeano como referente conceptual; y las discusiones formales respecto a la ejecución de las piezas. Por ello juega combinando disciplinas, con el deseo de modular espacios, siempre aprovechando el margen de la experiencia. De esta manera, los espacios de infancia y la construcción de obras ambiguas en su categoría, dan un marco a la exhibición, conjugándose con el procedimiento instintivo de generar cuerpos leves para llenar un horizonte vacío. Poniendo en relación las materias, generando un inminente contacto.