Alamà nos brinda en esta colección de rojos saturados, vivos e imponentes una mirada única entorno al universo del estudio del pintor, el trabajo con el modelo y los registros pluarales de la sensualidad. Red Studio sintetiza todo lo aprendido en el desarrollo de su investigación técnica durante la última década. El academicismo y la abstracción conviven sobre el lienzo. Se trata de un nuevo episodio estético con una fuerza expresiva arrolladora en la que podemos apreciar el baile entre la pincelada milimétrica y los grandes trazos enérgicos colmados de pintura.
En la serie de Clásicos Desollados (2018), el pintor reinterpretó obras clásicas mediante el dinamismo entre la construcción y la deconstrucción. En Red Studio retrata modelos profesionales en el contexto del estudio donde fueron de facto realizadas las obras. Los espacios de creación afectan al producto del creador. La temperatura, la luz, la disposición de sus elementos y la disposición...geográfica del mismo, condicionan, marcan, imprimen una huella sobre la obra.
El trabajo de cada pintor figurativo es también el fruto de un diálogo y un trabajo de colaboración con sus modelos. Cada vez que el pintor captura a un modelo en una actitud, vemos aflorar un personaje distinto. Aunque vemos diferentes cuadros con los mismos modelos, nunca vemos la misma persona. Solo es necesario un cambio en la postura, en la actitud o en la mirada. Es por ese motivo que bautiza los cuadros con nombres propios diferentes. Lo que predomina es el carácter de la figura representada y no la identidad real de la misma. La presencia y psique de ese personaje singular afectan a la composición, al baile entre la figura y el fuego rojo.
De igual modo, es notable el trabajo con la provocación. Cada uno de los personajes singulares nos interpela de un modo distinto, desde un cuerpo y una actitud diferentes. Nos llaman pero no se ofrecen al espectador. Sólo se nos permite ser cómplices de su belleza. Vemos todo el recorrido de sus cuerpos sin reservas ni engaños. El tono de sus pieles o la postura de sus piernas nos ofrecen tanto o más información que los ojos o la expresión de los rostros. Alamà consigue en este ejercicio pictórico un balance muy acertado entre fortaleza y vulnerabilidad que da origen a un erotismo conciso y refinado.
Las composiciones giran en torno al eje de las figuras. Estas devienen parcialmente rojas como si hundieran un pie o una mano en el infierno que las acompaña, como si el diván o el sofá en el que reposan estuviera colocado en el borde de un acantilado a miles de metros bajo tierra. Son figuras pintadas con el aplomo de quien posee un bagaje académico que ha tenido tiempo de madurar: La virtud del ejercicio de dibujo subyacente, el tratamiento de la perspectiva, la elegancia en el tratamiento de la piel o la contundencia con la que maneja los rostros son prueba fehaciente de ello.
Dicha técnica decimonónica depurada convive de nuevo en esta colección con la aparición de de trazos expresivos cargados de materia pictórica y liberados de las exigencias representativas. En la plasticidad de estas últimas se combinan el carácter de las figuras representadas con impulso del pintor a la hora de capturarlas en el estudio.
Las obras se construyen mediante un sistema de planos alternos de óleo y de resina que confieren una comodidad única para aplicar el color. Ese juego con las capas aporta una sensación de profundidad sin precedentes. Mediante esta técnica, Alamà acerca la pintura al óleo al dominio del bajo relieve. Los fondos, los personajes y los objetos quedan congelados en distintas capas de hielo rojo. En este juego de sombras, mediante el andamiaje de la resina, Alamà consigue un juego de variantes de color único e innovador, creando matices de un rojo nada fácil de domesticar que sin embargo alcanza aquí una riqueza digna de mención.
Red Studio ha crecido en paralelo a la ambiciosa serie de cuadros que Alamà prepara para ilustrar el infierno de la Divina Comedia de Dante. Es palpable que el estudio puede devenir un infierno en si mismo. Ambas series han crecido en el mismo espacio, como hermanas. El fuego del infierno dantesco se cuela en estos estudios anatómicos de corte más clásico y envuelve a las figuras con el mordiente rojo de esmalte que es el acorde principal de la colección. Del mismo modo, los Clásicos Desollados que vemos colgados en el fondo de las obras de Red Studio aparecen envueltos en llamas.
Alamà utiliza esta serie para mostrarnos la entidad de su espacio de trabajo y la complejidad de la relación entre sus distintas líneas de trabajo, cuya ósmosis es inevitable. Hay que entender que la presencia de sus antiguas colecciones no sólo es manifiesta en su presencia visual o conceptual, puesto que es la suma de recursos plásticos adquiridos durante su creación la que le ha permitido crear esta genial síntesis temática y formal.
Albert Navales
Entrada actualizada el el 22 nov de 2019
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