Reflejo | Reflexión presenta obras de Olafur Eliasson, Anish Kapoor, Juan Muñoz y Michelangelo Pistoletto. Estos cuatro artistas abordan la idea del reflejo del espectador frente a un espejo a través de diferentes aproximaciones artísticas. Las obras incorporan el espejo desde diversas perspectivas, abarcando planos formales y funcionales, pero también filosóficos y psicológicos, mostrando una manera de pensar la otredad. El espejo amplía el espacio, es mímesis multiplicada del universo. En el reflejo el artista se observa y proyecta su propia mirada, pero también su propio lugar en el espacio. Las obras que integran esta exposición inducen inevitablemente al cuestionamiento de la imagen propia.
Olafur Eliasson
El interés artístico de Eliasson se centra principalmente en tres aspectos: su preocupación por la naturaleza, la investigación sobre geometría y el estudio sobre la percepción humana. Eliasson utiliza a menudo espejos para ampliar los espacios y crear una sensación de confusión que estimula la conciencia...y la percepción de nosotros mismos.
La obra Eight circle rotation, 2008, compuesta por ocho formas circulares y elípticas de vidrio reflectante, traza la apariencia de un disco en ocho puntos diferentes de su rotación lateral. Cuando se ve de frente, el disco parece un círculo completo. A medida que gira sobre su eje horizontal, la vista frontal se vuelve cada vez más escorzada, hasta que la cara del disco se vuelve casi completamente horizontal, alineándose con su eje.
Las obras Mirror door (participant), 2008 y Mirror door (performer), 2008 hechas con grandes paneles de espejo apoyados en la pared e iluminados con un único foco, invitan al espectador a moverse de derecha e izquierda para percibir la alineación cambiante de la luz con su propio reflejo. A medida que el visitante circula alrededor de las obras, éstas se convierten en una especie de portal hacia el espacio donde están situadas, ya que su reflejo se abre a otros espacios cercanos, así como al entorno inmediato.
Anish Kapoor
La obra de Anish Kapoor explora el espacio, la forma y la materia en diferentes escalas. A menudo plantea dualidades opuestas como lo real/imaginario, el interior/exterior, la presencia/ausencia y lo conocido/desconocido. Durante muchos años, Kapoor ha trabajado con espejos cóncavos y convexos de todo tipo y superficies espejadas que transforman la realidad.
La obra Horizon (Red), 2016 es un espejo cóncavo dividido en una superficie pulida y otra con un revestimiento rojo granate mate que evidencia el interés del artista por el vacío interior.
La concavidad induce e invita a la interioridad. En sus esculturas de espejo, la forma que se refleja se vuelve del revés, se invierte y los materiales no se pintan, sino que se impregnan de color, negando la idea de una superficie exterior. El espejo cóncavo afecta al espacio, el reflejo del espectador se revierte y de nuevo regresa a la idea de que el objeto no es completamente material y puede crear así un espacio mayor, profundo y silencioso. Para Kapoor el espejo y el pigmento tienen una realidad física, una presencia y al mismo tiempo son una especie de ficción o ilusión que puede contener otros significados.
Juan Muñoz
Las obras de Muñoz crean un encuentro que alterna el reconocimiento de uno mismo y el reflejo del otro en el territorio no hablado del significado. La obra de Muñoz está cargada de confrontaciones y juegos visuales. En ella trata el tema del doble y la dualidad de los contrarios, siempre jugando con lo simbólico, con los distintos significados de las cosas.
El espejo, que a lo largo de la historia del arte ha sido un instrumento recurrente, aparece también con frecuencia en la obra de Juan Muñoz -como en Allo Specchio, 1997 y Chino mirándose a un espejo redondo, 1999- como una forma de expresar alteridad: el espectador se refleja en la obra, pasa a formar parte de ella, sin que la figura que la protagoniza se inmute o salga de su ensimismamiento. (1)
Michelangelo Pistoletto
Las obras Mirror Paintings de Michelangelo Pistoletto redefinen el concepto de perspectiva que hasta el momento implicaba una visión hacia el interior del cuadro. Para Pistoletto la verdadera protagonista de estas obras es la relación de instantaneidad que se crea entre el espectador, su propio reflejo y la figura pintada, en un movimiento siempre presente que concentra el pasado y la figura hasta el punto de hacer dudar de su propia existencia: es la dimensión del tiempo mismo.
La Giuria, 2007 presenta ocho figuras sentadas en fila de espaldas al espectador. Dos mujeres y seis hombres, uno de ellos de perfil asomándose sutilmente al espacio que tiene detrás. El espectador se observa a sí mismo mirando a estas personas estáticas y sentadas. La imagen se convierte en una metáfora magnificada, relacionada con la propia idea de juicio, examen y control, ya que el título tiene muchas interpretaciones posibles. El jurado podría estar otorgando un premio o sentándose a juzgar en una sala; sus deliberaciones pueden conducir a la gratificación o a la condena.
Experimentamos la propia situación de juzgar y ser juzgado como algo inquietantemente ambiguo, y las imponentes dimensiones y la inusual posición del espejo sirven para acentuar la sensación de sujeción que implica. “Esta inquietante apertura a la interpretación es lo que hace que La Giuria sea tan poderosa. Sorprende cómo Pistoletto es capaz de volver a su medio de expresión habitual y, sin embargo, hacer que funcione de un modo diferente, tan cargado de significado como todo lo que ha hecho hasta ahora: una verdadera "reinvención del medio", según la crítica e historiadora de arte Rosalind Krauss.
(1) Ref: Juan Muñoz. Permítaseme una imagen. (ed) Turner/Museo Reina Sofía, 2009.
Entrada actualizada el el 06 sep de 2021
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