El espacio doméstico es considerado en la antropología como el más habitado por la especie humana. Es allí en donde se nutren nuestras relaciones interpersonales y se configuran las estructuras de formas, espacios y objetos que establecen el grado de privacidad e intimidad inherente a cada individuo. En nuestra cultura, el hogar es sinónimo de refugio y protección, es el lugar de lo privado, el núcleo en torno al cual gravitamos con el fin de encontrar armonía interior. Tal vez por esto la construcción del mismo es en gran medida una obra simbólica que responde a la significación de los objetos que empleamos en el día a día. No es más que una búsqueda personal por encontrar el “balance perfecto”, ligado a la acción de habitar un ambiente familiar, un lugar en el que sea posible amortiguar las cargas externas antes de sumirse nuevamente en la rutina; práctica que resulta...especialmente relevante en medio del ritmo vertiginoso de la sociedad contemporánea. Mediante la creación de estructuras de equilibrio, José Olano genera tensiones visuales y físicas entre objetos de uso cotidiano propios de la esfera doméstica. La re contextualización del mobiliario, los electrodomésticos y los utensilios de cocina, sumada al desplazamiento de sus puntos de estabilidad, rompe con su carácter habitual y nos obliga a pensar en la intersección entre arte y vida.
Entrada actualizada el el 20 oct de 2017
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