Ante las mismas puertas del invierno que se adivina, la Galería Estil abre para cumplir fielmente con el ritual de exhibir las obras de artistas reconocidos y consolidados. En esta ocasión, cumpliéndose el vigésimo aniversario de la primera exposición del pintor en la misma, nos ofrece la más reciente obra de Ribes Coll.

Se trata de un conjunto amplio, rico en contenidos y matices, donde coexisten temas tradicionales en el quehacer del artista junto a propuestas experimentales y autorreflexivas, cumpliendo así con el deseo de no agotarse en una única manera en sus modos de proceder.

Se ha dicho de la pintura de Ribes Coll que es aceptada y gusta al público porque tiene alma. Es cierto, su pintura está hecha desde el conocimiento y desde el sentimiento. Su educación amparada por la ... fantasía y la ilusión, su sólida y plural formación académica, además de una larga trayectoria cosmopolita, han sido los instrumentos que le han permitido una especial forma de observar el ambiente humilde de lo natural: desde la convicción en que mejorar la realidad es posible, ha practicado en el fondo un estudioso reduccionismo encaminado a llegar a la belleza por medio de la sencillez -dibujo, luz, color, composiciones, temas...-, mas con el gran dominio y habilidad que posee de los recursos formales, sabe construir una atmósfera efectiva y afectiva que nos hace sentir bien, además nos da a entender y posicionarse en la vida con expresión alegre, reflejo de su jovial y abierta personalidad. Pintar con la exposición y comunicación pública de su obra.

Observaremos temas que han sido una constante en su excurso. Pintura impregnada de naturaleza vivaz -almendros en flor, limoneros, palmeras-, de ambiente mediterráneo. Bodegones de ramajes y grandes composiciones de exquisita expresión, maraña de largas pinceladas, de dibujo y color donde la luz es la nota dominante que no ocultan sus remembranzas constructivistas, impresionistas, fauves y expresionistas, combinando el pincel con la espátula, acumulando en ocasiones pastas para obtener un cierto efectivismo de volumetría. Como rasgo novedoso se apunta la tendencia a abandonar los fondos de sombra dando paso a la luz que matiza es espacio y remarca la fragilidad ingrávida del mundo vegetal.

Igualmente nos reencontraremos con el exotismo atrayente de las escenas japonesas donde se consigue un magistral efecto compositivo merced al firme linealismo del dibujo y distribución de colores planos que evocan fielmente el costumbrismo de las miniaturas tradicionales orientales. Asimismo, podemos observar enigmáticos bodegones de enfoques cezannianos o cubistas, de límpidas atmósferas zurbaranescas, con objetos posados de corte hiperrealista, todo ello inmerso a modo de atrezzo en ambientes dalinianos no exentos de surrealismo. En cuanto a las novedades conviene remarcar su carácter experimental y de revisionismo autocrítico. Ribes Coll con las Pin-ups americanas revisa y rememora los tiempos y modos del Pop combinando temáticas concurrentes con ánimos sugerentes a la vez que irónicos. Pero donde se muestra más atrevido y vehemente es con los collages -pintura sobre pintura- a modo efectista con que somete a sus propias creaciones.

Ribes Coll desde su buen hacer, con clara independencia mantiene fiel el compromiso con una estética asumida.