Ricardo Cavada ha sido siempre un artista sumamente prudente y meticuloso en sus procesos creativos. Quizá su modestia y su precaución estuvieron siempre ligadas al carácter autodidacta de sus orígenes en los que sin duda tuvieron gran influencia las clases de pintura que recibió en Madrid y en los debates y conversaciones que habitualmente mantenían aquel entonces joven grupo de artistas compañeros de taller.

Esa prudencia, que entiendo estaba teñida de una excesiva modestia, la realizó en el Museo de Bellas Artes de Santander que su primera exposición relevante lo fuera cuando él tenía ya 30 años. Por entonces su obra mantenía ciertos guiños de la figuración británica de Freud y de Bacon pero también de Cezanne y de algunos fouvistas. Aún así el tratamiento de color también avisaba de una ... influencia pop. Tras este periodo de presencia de una figuración humana un tanto perturbada su obra se hizo más artesana, más cocinada donde adquirieron todo el protagonismo los materiales povera como sacos y arenas y, en segundo lugar, una temática más geométrica y mínimal. Sus preocupaciones entonces eran las plantas de la serie habitaciones donde rompía las estructuras inventando espacios imposibles, influencia del estudio en el que trabajaba e impartía clases de pintura.

Su entorno ha sido clave en su pintura. Los trabajos posteriores, de marcada intencionalidad expresionista fueron una serie de paisajes de El Astillero, ciudad en la que, con excepción de su periodo madrileño, siempre ha vivido. Los recuerdos de infancia, los edificios que entonces le impresionaron y ahora permanecen como restos de una herencia industrial, como una arqueología de una memoria romántica.

Esos elementos arquitectónicos se presentaron en las galerías Siboney y Fernando Silió de Santander. Pronto se fueron sintetizando, esquematizando has convertirse en formas geométricas elementales y de ahí su paso en los últimos años de los ochenta a una abstracción a mitad de camino entre el mínimal y la lírica. Ahí comienza su vínculo a la galería Fernando Silió que lo lleva por primera vez a ARCO en 1991 y que hoy aún mantiene con Juan Silió hijo y continuador del proyecto de galería de arte contemporáneo más profesional y serio en Cantabria. Pero su éxito y reconocimiento desde entonces no ha parado de crecer y extenderse: su medio centenar de exposiciones individuales en galerías de Madrid, Málaga, Bilbao, San Sebastián, Mallorca, Barcelona, León, Zaragoza, Pamplona, Ibiza, Orense o Valencia no sólo ponen de manifiesto la pluralidad de las miradas que lo han seleccionado sino aún más interesante es que la mayoría de sus exposiciones lo son en galerías privadas de primer orden. Pero no son menos los reconocimientos públicos con exposiciones individuales y colectivas en el Círculo de BB.AA. de Madrid, el Museo San Telmo de San Sebastián, el CAC Málaga, el Museo de Navarra, el Centro de Arte La Recova de Sta. Cruz de Tenerife, Museo de Arte Contemporáneo de Almería, etc. Dan sobrada fe de ello y ponen de manifiesto el consenso sobre la importancia y singularidad de su obra que asimismo forma parte de colecciones tan importantes como la del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, el Centro de Arte Contemporáneo DA2 de Salamanca, la Colección Norte, la Colección de Arte Contemporáneo Ciudad de Pamplona, la Colección Fundación Coca-Cola, la Fundación 'la Caixa', la Colección Testimoni, Colección Bergé, Colección Banco de España, Fundación Fran Laurel, Museo de BB.AA. de Santander o la Universidad Pública de Navarra entre otras.

Además su obra se ha expuesto en el Bass Museum of Art de Miami, el Culturgest en Lisboa, en el Centro Europeo de Arte Contemporáneo de Vallauris, en el Instituto Cervantes de Londres, en la galería Liebruti de Basilea y en diferentes ocasiones en las ferias internacionales Korea Internacional Art Fair de Seul, Kunstkölm y Artcologne siempre con Mayor de Palma y Pollença. ArteLisboa con Juan Silió, y en Art Chicago con Van der Voort. Ademas ha participado en ForoSur con Alfredo Viñas, ArteSantander con Fernando Silió y Juan Silió, etc.

Además de su actividad como profesor de arte en el CAC Málaga, destaca su labor docente durante años en su estudio de El Astillero desde donde surgieron decenas de interesantes artistas, algunos de los cuales desarrollan ahora su actividad incluso fuera de España.

Ha recibido distinciones y premios en los concursos Paloma O'Shea de Santander, Rafael Zabaleta, IV Bienal de Pamplona Premio Ciudad de Tuleda, 'la General' de Granada, IV y VI Certamen Unicaja de Málaga, Certamen Gutiérrez Solana de Cantabria, Ahora también expone individualmente en su habitual galería de Madrid, May Moré.