Todo artista  por el simple hecho de serlo, debería poseer un universo propio, un mundo original. No en vano, crear es poner en obra algo inexistente y distinto a lo ya conocido. Para ello se necesita afán de saber, un espíritu despierto, y la capacidad de sorprenderse ante el profundo misterio de la naturaleza. Quien no se maraville ante el fenómeno de la existencia, tendrá poco que decir con su arte, y será difícil que  con sus obras nos seduzca.

'Para escribir un solo verso, hay que haber visto muchas ciudades,  hombres y cosas, hay que conocer los animales, sentir como vuelan los pájaros y saber que movimiento hacen las florecillas al abrirse por las mañanas'.

 De este modo y con estas poéticas palabras, nos habla  Rilke de ser uno con la naturaleza, de sentirse naturaleza. ... Porque la pintura 'sólo puede ser natural, cuando el propio pintor es naturaleza' 1.

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Mientras trabaja, el pintor desconoce cual va a ser el resultado final del proceso, y así debe ser. Es necesario asumir riesgos y aceptar la posibilidad de perderse durante la ejecución de la obra, para poder llegar a buen puerto. En el territorio del arte no son buenas las complacencias, el riesgo debe aceptarse como algo natural e ineludible; la repetición de esquemas aprendidos, nos aleja de la obra de arte y nos sitúa en lo artesanal.

Las grandes obras se dan cuando existe un equilibrio entre el abandono y la voluntad. Por otro lado, la dimensión poética de la obra se manifiesta cuando surge lo inexplicable, cuando a la razón se le escapa lo sucedido, cuando lo creado no se deja atrapar fácilmente.

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 Mientras pinta, el pintor solamente ve en la medida que hace, y en ese ir viendo, tiene lugar a su vez otro tipo de  visión paralela, por medio de la cual se intuye o se entrevé lo que aun no es, lo que falta para mejorar y completar lo ya visto, lo hasta ese momento pintado: bajar la intensidad del color en esta parte del cuadro, para que no reclame tanto la mirada, matizar esa zona con un color complementario para mejorar la tonalidad, modificar la composición para lograr el equilibrio, y así  paso a paso, hasta que la materia se ordene, se conforme de tal modo, que adquiera y retenga  la sensibilidad del autor; hasta que, a modo de vasos comunicantes, entre el autor y la obra se igualen los niveles y deje de fluir la idea, y a consecuencia de esa carga sensible, la obra adquiera la capacidad de hablarnos desde sí misma. El procedimiento es lento, 'porque el verdadero pintor no se apresura. Deja existir existiendo, le da tiempo a aparecer, porque el advenimiento del aparecer no puede forzarse; no es una fulguración, es una génesis; y al igual que la génesis de la visión en el que mira el cuadro,  la génesis de lo visible no puede ser precipitada' 2.

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 Las obras de arte no son consecuencia como muchos pueden creer, del correcto dominio de la técnica ni del oficio bien aprendido. Se requiere algo más. Se requiere que en la obra aflore un cierto tipo de belleza que nada tiene que ver con la aplicación de determinados cánones de medidas, sino con la que surge como resultado de aplicar 'la imaginación libre que inventa una conexión inédita entre el entendimiento y la sensibilidad, entre el espíritu y la naturaleza (...) y que nos ayuda a  ver de una manera nueva lo que ya conocíamos, nos invita a descubrir una conexión, una regla que modifica, no las cosas, sino nuestra percepción de las cosas y, por tanto, que nos modifica a nosotros mismos' 3.

 Se trata por así decirlo,  de ensanchar el alma, de producir un plus de sensibilidad, o una mirada nueva sobre el mundo, pero ésta, 'se encuentra ahora restringida al estrecho marco de una época histórica y, por tanto, el único modo de innovar es cambiar de época (...) Si el significado de la obra de arte procede de su contexto, el único modo de innovar en arte es imaginar un contexto futuro y crear obras que se explicarían por él' 4.

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 Un artista debe encontrar el medio de expresión apropiado a su personalidad. Una vez logrado, deberá desarrollar su propio estilo, lo cual requiere tiempo; el necesario hasta lograr una dicción adecuada a su modo de ser, a su esencia.

 Lo que el artista expresa con  su obra, nace  de la peculiar manera que tiene de trabajar la materia. El contenido está en la forma, es indisociable de esta.

El hecho de haber despojado a las obras de discursos narrativos que no competen a su propia esencia, es posiblemente el mayor logro del pasado siglo en lo que al mundo del arte se refiere.

El arte sin objeto, o el arte como objeto del arte. Arte puro, en el que el  mismo acto de pintar se convierte en una investigación sobre la naturaleza de la pintura.

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En definitiva, mundo propio, esfuerzo constante, inconformismo, imaginación y sensibilidad, son atributos deseables para  todo artista; con ellos, un creador podrá encarar lo que pretenda, y cuando su pensamiento piense más de lo que puede sentir, de tal modo que no encuentre sensaciones que correspondan a ese pensamiento, está preparado para darles forma sensible, para ampliar la sensibilidad,  para construir la obra que exceda lo sentido, para innovar.

1-     Mikel Dufrenne. Pintar siempre. 'La práctica de la pintura', Gustavo Gili, Barcelona 1978, p. 15

2-     Ibd. p.20

3-     José Luis Pardo. Crear de la nada. Texto publicado en 'El oficio del artista', Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Castilla y León,1998, p.103

4-     Ibid. P. 115.