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Rosario Arizza, nace el 13 de enero de 1951 en Avola en la provincia di Siracusa (Sicilia-Italia), en donde hoy vive y trabaja. Después de sus estudios en el Istituto d'arte de Siracusa, se dedica rápidamente a la pintura abstracta. De 1992 a 1993 trabaja y expone en Alemania y en París. En el 2001 es invitado a Gibellina (sede del Museo Civico d'Arte Contemporanea) donde ... realiza diez grandes obras que actualmente se exponen y conservan en el citado museo.

Arizza es portador de una intensa filosofía de la identidad cultural mediterránea, hecha de colores calidos e intensos, que recuerdan la arena del mar y los colores de la tierra, transferidos a través de un uso generoso de la materia como estratificaciones de signos y sobreposiciones de ideas. En el transcurso de los años Arizza ha continuado a experimentar y ha profundizado sus ensayos manteniéndose fiel a su naturaleza, cuya principal característica es la plena consciencia de la materia como elemento fundamental de su arte.

Sus obras forman parte de numerosas y prestigiosas colecciones privadas y públicas, dentro y fuera de Italia. Han escrito sobre su obra eminentes intelectuales y críticos de arte, entre los que destacamos a Pierre Restany, Francesco Gallo, Tanino Bonifacio, Paola Nicita, Joan Abelló Juanpere, Juan Manuel Bonet, Giovanni Iovane, Mario Perniola, Lucio Barbera, Joe Camilleri y Nino Muccio.

Ahora, Arizza expone por segunda vez en solitario en España. Si la primera fue en 2004, en el Centre Cívic Convent de Sant Agustí, de Barcelona, y de la mano del crítico y agitador cultural catalán Joan Abelló, precisamente el 'culpable' de nuestro encuentro de 1991, en esta ocasión el acontecimiento, con Abelló de nuevo, en comandita con el firmante de estas líneas, se produce, simultáneamente en Cuenca (lienzos), y San Clemente (papeles), bajo el título Del lirismo en pintura, y gracias a la Fundación Antonio Pérez, institución especialmente receptiva a los nuevos caminos, españoles y no-españoles, de la pintura, en este comienzo de milenio.

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pertenece a la generación italiana equivalente a la que aquí integran, entre otros, Broto, Campano, Gerardo Delgado, Xavier Grau, Diego Moya, Navarro Baldeweg, Manuel Salinas, Santiago Serrano, José María Sicilia, y sólo cito a algunos de aquellos que eligieron los caminos de la abstracción...

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Arizza es básicamente un neo-expresionista abstracto, alguien cuyos faros, cuyos dioses, son los maestros fifties. Titular, como lo ha hecho, Tensione informale una de sus muestras -la que tuvo por marco, en 2003, el Palazzo Modica de su ciudad natal- supone un reconocimiento explícito de ese hecho, de esa deuda.

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Cada vez más, el color es protagonista si no único -acabo de referirme al dibujo-, sí principalísimo de esta pintura de intensa belleza, un color que lo inunda todo, un color fulgurante, un color que brilla, un color en cascada, un color ondulante y sedoso, un color a menudo de resonancias vegetales y florales

(Extracto del texto de Juan Manuel Bonet, catálogo)

Participar del carácter divino del arte y sentirse díos en la tierra no es razón para olvidarse de la conciencia humana, de las personas amadas y del duro trabajo para subsistir. Aunque quizá en este período creativo, fecundo e iluminado del artista, pocas satisfacciones tengan tanta recompensa como ver nacer un cuadro.

Arizza no solo refleja las tensiones de su territorio natal, colores y materiales de su tierra, Sicilia, sino que ejecuta un ejercicio cultural.

(Extracto del texto de Joan Abelló Juanpere, catálogo)