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Durante la segunda mitad del s. XX  se generalizó en nuestro país la organización -por parte de instituciones culturales y galerías- de exposiciones y certámenes orientados a presentar y promocionar, bajo unos criterios u otros, las obras y los artistas más destacados entre los creadores más jóvenes del momento. En muchas ocasiones se titularon ?Salón de Primavera?. En esa tradición se enmarca esta exposición que presentamos durante marzo y abril en Café Malvarrosa Espai Paral.lel.

Para esta primera edición hemos contado con la colaboración especial de tres de nuestros pintores favoritos: Paco de la Torre, Joël Mestre y José Saborit. Artistas con una trayectoria consolidada y un merecido prestigio, amigos con quienes ... hemos compartido proyectos, exposiciones, lecturas de poesía... Y los tres, profesores del Departamento de Pintura de la Facultad de Bellas Artes. Cada uno de ellos se ha encargado de elegir y proponer a un artista para este proyecto.

LORENA BEFERULL, DADI DREUCOL y TONI SIGNES han sido, finalmente, los tres seleccionados. Sin duda, tres de las propuestas artísticas más interesantes en el ámbito que nos ocupa, el de los creadores más jóvenes. Esperamos con esta exposición contribuir a un mayor conocimiento y proyección de sus trabajos, de sus obras.

CM-EP

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Lorena BEFERULL

Todavía caminamos por el espacio abierto y miramos a lo lejos. Así nos conectamos con quienes éramos antes de convertirnos en una confusa y enjaulada amalgama de intimidad y tecnología.

Basta trazar una línea apaisada sobre un papel y aparece un horizonte, esa línea donde, como nos recuerda nuestro querido Antonio Prete en su Tratado de la lejanía se encuentran el Cielo y la Tierra, donde Urano cubre a Gea y nace Mnemosine, la memoria, madre de las nueve Musas tras nueve noches de amor con Zeus.

Ocurre allí, en el horizonte, destino, pero a la vez origen, lugar al que nos dirigimos pero también, lugar de donde venimos. Por eso nos abarca, nos rodea y circunscribe como un anillo, nos casa con la Tierra.

Basta trazar una línea horizontal sobre un papel y aparece un horizonte, y con él, la sugerencia de un paisaje, el grado cero del paisaje que reúne lo externo y lo interno, el que mira y se proyecta en el término lejano y el lejano confín incorporado en el que mira. El que mira y lo mirado son lo mismo.

En el exceso de los horizontes posibles, en lo inabarcable de los horizontes en fuga de uno mismo se cifra la potencia con que la propia vida se mira en perspectiva.

Cuando el avance no se agota en los límites de un solo horizonte, de una sola biografía, la pintura puede dar forma a la multiplicidad de lejanías que discuten entre sí por darse a la mirada que ha de guiar los pasos. Se solapan entonces horizontes, se superponen y ocultan entre ellos, se escalonan verticalmente como suma que crece, rompe y finalmente brota, pues toda textura humana es fl or de mil sedimentos.

Interrogar al cielo, asomarse al vértigo que nos abre a lo alto.

JOSÉ SABORIT

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Dadi DREUCOL

El contacto con la documentación fílmica de su trilogía, Asesinos en serie, Mujeres objeto y Aves, invitaba a pensar en un nuevo descubrimiento.

Sus primeros murales clandestinos de formato monumental se perdían en la periferia. Dadi Dreucol, atraído por la escena valenciana, había abandonado en 2010 su Málaga natal para centrar sus estudios en las relaciones entre la narración, la pintura y el vídeo. La Facultad de Bellas Artes fue el escenario de nuestro encuentro.

La necesidad de dejarse ver y de interactuar con el público ha producido un giro en su actividad estos últimos años. El marco arquitectónico, el soporte físico y el posicionamiento logístico son elementos fundamentales para la serie Una vida. Sus nuevos murales urbanos forman parte del patrimonio efímero de esta ciudad polinizada.

El uso del collage como metodología constructiva otorga a sus imágenes una rica complejidad que esquiva las convenciones. Pero El Roto y Bansky podrían ser dos referentes válidos para el espectador.

Como si de un nuevo Charlot se tratara, dirigido por un Chaplin que atento a las tendencias cambiara el cinematógrafo por el spray, el Barbudo protagonista de los frescos de DD cuestiona, desde su posición de hombre nuevo, las bases del sistema y el pensamiento contemporáneo. Bombín por calzón y bigote por barba (que llega a crecer hasta velar su identidad).

Sus intervenciones en el muro, un temple moderno de corte clásico caracterizado por grisallas monocromáticas, trasvasan la filosofía destilada en sus acuarelas, bocetos en tono menor, débil e íntimo.

Antagonismos que rigen también el argumento de las escenas vitales de su arquetípico barbudo desdoblado para darse la réplica en títulos como Hedonismo, Éxtasis, Fluctuación o Arte. Dibujos con los que sale de random a la búsqueda de un contexto en los que publicarlos.

PACO DE LA TORRE

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Toni SIGNES

Por recomendación médica, Toni Signes debía permanecer alejado del polvo y por tanto de cualquier acumulación de objetos, libros y de papel en general. Su desobediencia le ha llevado a ser un lector compulsivo, heterodoxo y rastreador de información, en todos sus estratos, desde la oficial a la más subversiva. La tecnología, sin duda, ha sido su aliada, pues pertenece a una generación cuya información fluye por canales donde el polvo apenas existe ni disfruta del tiempo y la calma necesaria para acumularse. Su formación y su determinación personal han creado una mirada extremadamente crítica pero también sensible, de la que comienza a destilar emocionantes imágenes con la imposición de austeros recursos plásticos.

Tras el comprensible malestar por el acoso informativo y mediático actual, existen dos posibilidades: dejarse vencer por la pesadumbre y el rencor, en definitiva por el sistema de control establecido, o bien seguir aquella máxima de Deleuze, y hacer uso de la contra-información para resistir y pensar desde diversos puntos de vista. Esa es la razón por la que quizá Toni Signes ha comenzado a pintar con una cierta serenidad, no hay en sus recientes trabajos ningún miedo por el medio y su mensaje sino el poder y la fuerza poética de deformarlos.

En su última serie ha conseguido atenuar el ruido sometiendo a la prensa y su papel a una aparente papiroflexia como modelo de su pintura, pero también ha construido objetos, pequeños ejercicios mentales donde cuestiona titulares que previamente ha encapsulado. Sencillamente ha conseguido lidiar con los acontecimientos sin dar tregua a su pintura, disfrutando con lo que hace y ahora comparte; quizá hoy sea este, el lado más épico de la vida moderna.

JOËL MESTRE