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Cuando un objeto cotidiano -manipulado o no- se descontextualiza del ámbito y de la función para la que fue creado y se sitúa en el territorio del arte, inevitablemente se producen equívocos y paradojas que a algunos ... les desconciertan y a otros les arrancan una sonrisa.

Pasar de la 'representación' a la 'presentación' del objeto o de sus partes transformadas en 'inquietantes artilugios' responde a un cambio de discurso en el cual el arte supera la imagen como soporte del objeto para presentar al objeto en su materialidad pura o manipulada sutilmente, -casi en secreto-. Hablamos en suma de una materialidad 'abierta al sentido indefinido' como decía Maurizio Nannucci, que se constituye en el eje temático de esta exposición, obligando al espectador a mantener una posición más activa -y en consecuencia más crítica- frente a aquello a lo que llamamos 'arte'.

En 1917 Marcel Duchamp provocó un gran escándalo al elevar un urinario a la categoría de 'obra de arte' incluyéndolo en una exposición colocado sobre una peana bajo el título de Fontaine (1917). Unas décadas después Andy Warhol realizó una operación similar con las cajas de detergente Brillo y las latas de sopa Campbell. El resultado fue mucho más allá de la provocación, y sentó las bases -todavía hoy vigentes- de un nuevo régimen estético y un nuevo concepto de artista según el cual la idea está por encima de la manufactura. Las exposiciones se llenan de objetos cotidianos sacados de contexto consiguiendo que el espectador llegue a cuestionar la realidad y el modo en que ésta se percibe. Duchamp sitúa objetos cotidianos y sin valor artístico en contextos poco comunes e incluso insólitos para subrayar que el arte guarda mayor relación con las ideas que con las cosas y Warhol ahonda en las paradojas que estos 'gestos' suponen al demostrar que en estas exposiciones se pasa rápidamente de la cosa al objeto y del objeto al producto... se oscila sin cesar del uno al otro, entre ironía y cinismo, crítica y demostración, contestación y fascinación estética. Se trata al mismo tiempo de una reevaluación de la noción benjaminiana de 'aura', que en realidad no se habría perdido en la sociedad actual sino que se habría extendido a cada reproducción o a cada gesto creativo...

El propio Duchamp afirmó que con sus ready-made buscaba desalentar un trato estético, y que la corriente neo-dada los reutilizaría después para descubrir un valor estético en ellos: 'Yo les lancé a la cara el sacacorchos y la taza como provocación, y ahora lo admiran como lo bello estético.'

A partir de este método de análisis, los objetos se van transformando ante nuestros ojos en reflejos de la visión contemporánea. A veces nos hablan de la experiencia del entorno inmediato o nos hacen reflexionar sobre su función y sobre los efectos de la sociedad de consumo; o plantean cuestiones como la inutilidad de la obra de arte, o las fronteras entre arte y diseño, o se convierten en metáforas, en símbolos y reivindican su individualidad o la de sus creadores...