«Dedico esta exposición a mi padre, el pintor José Cortés Bailén, mi maestro, cómplice y compañero de viaje artístico y personal».
Después de un largo tiempo sin acercarme de forma individual a las escasas salas de Jaén, retomo la muestra de mi obra que es epitome de estos últimos años. Para esta ocasión he realizado una meditada y significativa selección del intenso trabajo que en este tiempo y en la soledad del estudio ha nacido desde la memoria y el recuerdo.
El espectador que aquí se acerca de nuevo, se encontrará con las mismas claves; superficies texturadas táctilmente y relieves casi escultóricos conformados con muy diversos materiales y con un afán siempre investigativo y remodelador en mi experiencia artística.
Lo que aquí aúno son secuencias de tiempo que han ocupado cada uno de los trabajos y su conjunto y de ahí un título que muchas veces he preferido traducir al latín, como es...el caso actual: «SEQUENTIAE TEMPORIS».
Son momentos en los que la pérdida, la maduración de ideas y el proceso vital que está subyugado por el paso in-cesante del tiempo, han marcado cada uno de los instan-tes y momentos a veces plácidos y otras descarnados del proceso creativo.
Buscar la técnica adecuada, la búsqueda infatigable del color preciso, de las texturas que definan de la mejor manera lo que desde dentro se proyecta. El formato adecua-do para lo que se quiere expresar y la narración de los elementos ajustados al concepto de cada uno de las obras que componen la muestra.
Mis trabajos han evolucionado y ahora prima el eclecticismo, aunque siempre existe un hilo conductor que hace que mi trabajo me defina y me distinga, el estilo es a veces lo menos importante y el grado de iconicidad es utilizado según convenga, pero si es cierto que prima un mismo espíritu que logra que sea siempre inconfundible. Se nutren pues de mis experiencias vitales ya que son trozos de alma y de tiempo en este espacio material en el que lo dispongo a veces en sentido vertical y en otras ocasiones en horizontal. Panorámicas que proyectan lo que vivimos en los sueños, en la realidad y también cuando cerramos los ojos y miramos con otros más íntimos.
En definitiva pinturas, dibujos, abanicos objetuales que aquí aparecen, desde la mixtura, el color, las formas, las texturas táctiles que desde la sutileza de lo interior pretenden siempre de nuevo ocupar el espacio que les pertenece y corresponde justamente.
GCZ, octubre de 2018
Entrada actualizada el el 07 nov de 2018
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