Catalán de origen y mexicano por adopción, Vicente Rojo se ha convertido en un referente ineludible de las artes visuales mexicanas desde la segunda mitad del siglo veinte en adelante. Su labor como diseñador gráfico, editor y artista, trasciende su época y se convierte en un inagotable legado para la posteridad.
Llegó de España en 1949 para alcanzar a su padre, republicano que la Guerra Civil y la política franquista habían obligado a exiliarse en México. Gracias a la orientación de Miguel Prieto, pintor y diseñador español exiliado, así como al destacado promotor cultural mexicano Fernando Gamboa, su ingreso en el Instituto Nacional de Bellas Artes marcó el inicio de sus contribuciones en las tendencias estéticas del arte mexicano.
Su carrera artística coincide con un periodo de efervescencia cultural que lo benefició mediante una variedad de exitosas colaboraciones con artistas, escritores, dramaturgos, músicos, arquitectos y editores. Revistas, libros, portadas, carteles, suplementos y...periódicos encontraron en el incontestable talento de Vicente Rojo, un filtro transparente y el complemento idóneo para la interpretación y la apreciación de sus contenidos. Diseñador gráfico, pintor, grabador, escultor y editor fue un destacado miembro de la generación de la Ruptura que se abrió a la abstracción en las artes visuales mexicanas con su prolífica creatividad y nos legó un extenso patrimonio con la tarea de descifrarlo.
Entre sus últimas creaciones destaca el mural Jardín urbano que recubre la fachada lateral del Museo Kaluz y la serie Jardines a vista de pájaro en vuelo, que realizó para recaudar fondos para el tratamiento médico de las víctimas de la pandemia del Covid 19.
Aunque siempre se caracterizó por la discreción y la sobriedad, su rigor y dedicación por imprimir calidad a su obra quedan manifiestos por la desbordante generosidad reflejada en su arte. Diseñador gráfico, pintor, grabador, escultor y editor fue un destacado miembro de la generación de la Ruptura que se abrió a la abstracción en las artes visuales mexicanas con su prolífica creatividad y nos legó un extenso patrimonio con la tarea de descifrarlo. Sobriedad y elegancia liberan sus formas de contenidos constreñidos o anecdóticos.
Depurador de signos, se sirvió de las formas básicas de la geometría para crear alfabetos, letras y motivos que liberan nuestra imaginación hacia inesperadas interpretaciones. En sus diseños, marcó un principio: “con los pies en la tierra y procurar dar lo mejor de sí para provocar la sensibilidad del receptor”.
Fiel a sí mismo en el menor cambio, sus obras invitan a diversos públicos a dar rienda suelta a la imaginación y a la reflexión para encontrar en ellas, la gestación y la riqueza de un lenguaje atemporal e incorruptible. Vicente Rojo seguirá muy presente en nuestra colección como en nuestra memoria.
Entrada actualizada el el 01 dic de 2021
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