Una cobija muy grande de luz plateada brilla como el cielo de la tierra. Cuando se llega por primera vez todo parece oscuro, pero después se ven la tierra y las estrellas que se encienden en las hojas. Son puras divisiones entre luz y oscuridad.
Un intenso destello deja a la vista un escondite de joyas cristalinas que como estrellas, se iluminan por los fuegos. Las partes carbonizadas humean y chasquean en el aire oscuro. A pesar de
su denso brillo por la noche, de día, todo vuelve a ser nebuloso, como si todo se recargara con el sol. Es todo un juego de sombras.
Parece que el mundo se divide en dos sectores; desde el punto más allá se entra en un mundo donde las leyes normales del universo físico no sirven. El cielo está despejado e inmóvil, y la luz del sol brilla continuamente en esa esquina magnética....Entonces el rayo se apaga despaciosamente y las imágenes de los árboles vuelven a aparecer, cada uno envuelto en su armadura de luz, y el follaje brilla como si estuviera cargado de joyas derretidas. Fuera de acá todo parece polarizado. Dividido en blanco y negro.
Entrada actualizada el el 03 jul de 2018
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