Desde hace varios años Chico López emplea el grafito casi como único recurso para la realización de sus obras. Ese material, aplicado en miles de líneas horizontales de distinta gradación e intensidad, recorre de lado a lado el soporte, generalmente tablas lacadas en distinto color, preferentemente rojos, blancos y naranjas, predominando este último en la exposición sevillana. La técnica del grafito sobre tabla se lleva hasta extremos asombrosos, dado que es el propio grafito el que sustituye al color, teniendo el artista como único recurso este elemento y las posibilidades intrínsecas en él (el grosor dependiente de la fuerza que el artista ejerce, la separación siempre mínima entre los trazos que le otorgan un determinado ritmo, o los distintos tonos de grafito empleados). También el tratamiento de la luz es extremo, dado que convierte los elementos que subyacen en la obra en siluetas fuertemente contrastadas ... con los espacios vacíos, que actúan como un indefinido y misterioso fondo. El resultado es un nuevo concepto del dibujo en el que el modelado de las formas característico del dibujo ha sido sustituido por una especie de “ruido visual” que distorsiona las formas; una intermitente niebla inspirada quizá en las interferencias de las ondas televisivas que añaden una intrigante y rica polémica entre distorsión y definición.

En cuanto a la temática de las obras, asistimos a una acumulación de elementos (figuras, espacios arquitectónicos, elegantes caligrafías o motivos vegetales muy enmarañados) que conviven con una trama de diagonales e intersecciones que parecen evocar haces de luz de diferente intensidad en la escala de grises. Estas tramas de agudas formas seccionan, comunican y evocan planos, y se distribuyen siguiendo un patrón de concordancias y relaciones, a la vez que insinúan sugerentes sensaciones espaciales de profundidad en relación con el resto de elementos que conforman la obra.

“Sobre todas las cosas” es una exposición en las que encontraremos constantes referencias al arte y su entorno. Los espacios de las galerías o incluso los nombres de sus directores o directoras, serán motivos referenciados en las obras del artista, evocando quizá la experiencia artística como clave para comprender nuestra particular visión del mundo en que vivimos. Elegantes caligrafías, encrucijadas geométricas convergentes, amplios paisajes simplificados, conviven de manera simultánea, interrelacionándose entre sí. Así en esta acumulación de elementos que se unifica a través del tratamiento plástico, se producen meándricas lecturas y narraciones, tanto más sugerentes cuanto más nos detenemos en su contemplación.

Para el artista, "Sobre todas las cosas" hace referencia a esos valores que se han establecido sobre todas las cosas y que están más relacionados con el comercio y el poder que con el propio arte. Las dudas y preguntas que me suscitan este tema se convierten en mi propia metodología de trabajo. Nada de lo que hago existiría sin esa intención de preguntar y aprender sobre el uso y función del arte en nuestra sociedad contemporánea.

Frente a sus obras nos situamos con desconcierto y admiración. Somos conscientes del laborioso procedimiento de trazar millares de paralelas en horizontal que se van desplegando sobre la superficie lisa de la tabla de manera intermitente, atendiendo solo lo justo al trazado del dibujo. Su sistema de trabajo implica pericia, precisión, planificación y paciente espera hasta terminar la obra. Aunque a veces, el proceso va más allá, como sucedió en la instalación “Parte de un dibujo arrancado de su superficie para dejar paso a la vedad” Instituto de América de Santa Fé (Granada) durante el 2006-2007. En ella, el artista después de trabajar una tupida geometría sobre los muros de un espacio cuadrangular con su peculiar técnica, procedió a su destrucción a golpe de martillo y cincel mientras se celebraba la inauguración de la exposición, pretendiendo quizá, reivindicar la experiencia creativa como medio de autoconocimiento y reflexión.

No existe azar y el proceso se manifiesta como protagonista en la evocación del laborioso esfuerzo de trazar ese mar de refulgentes líneas que recorren intermitentemente las formas de la obra, dotándolas de una vibrante luminosidad.

Paradójico sería en este trabajo preguntarnos si predomina el dibujo sobre el color, ya que es el propio dibujo diseño y color a la vez. Eso si un color limitado al blanco y negro, junto con sus infinitas derivaciones intermedias.