Descripción de la Exposición Evoquemos en la memoria algo de lo retenido en ella de nuestra mirada como contempladores de las obras de Vermeer, de Chardin, de Courbet, de Morandi o de algunos bodegones de Zurbarán. Invitemos también a la fiesta a una sección de paisajistas, quienes al llevar su género hasta las últimas consecuencias han llegado a ser identificados como pintores de lo intangible: Turner y Friedrich. Y preguntémonos si sería aventurado decir de estas obras -más allá de la visibilidad de lo representado, de los objetos que las componen, de las panorámicas y de las escenas que se nos muestran-, si estas obras, además de representación, tienen como rasgo propio y singular una concepción del espacio. Un espacio que no es reducible ni es explicado únicamente por su extensión. Un espacio al que se adhiere de manera indistinguible, como participando de lo mismo, la cualidad de resonar. Un espacio de resonancia cual templo y auditorio sin muros, una etérea caja cuya específica potencia es la de vibrar y donde cada obra desde su particularidad constituye una modalidad de lo vibrante. La vasija no es la arcilla que la conforma, sino el modelado del vacío de su cavidad. Cito de memoria. Así, el luthier imagina y modela, cual alfarero, la caja que habrá de resonar. El verdadero luthier ahueca, espacializa el seno de resonancia en el que la cavidad anticipa y precede al sonido, desmintiendo que sea éste anterior a la caja, pues, antes bien, lo contiene como posibilidad. La cavidad es en origen resonar. El pasaje, nuestra ruta imaginaria, por los paisajes estampas de Ángel nos conduce hasta los límites de su propia disolución. Ahí, donde el paisaje se desagua y fluye entre los cantos dando curso a su sino, nos aguarda una señal. Un seno que es cavidad, un fondo sin-fondo cuya vasija no nos es dado conocer. Ahí, en la última cota y mojón que rayo, faro y torre simbolizan se anuncia lo inabarcable y lo desabrigado en permanente solicitación. Ahí, justamente ahí, donde lo geológico se abisma y la magnitud ignora su medida, más arriba, donde se franquea el linde del límite, ahí somos llamados a participar de lo abierto. Donde preside el silencio, lo leve y lo ingrávido. Diversas presentaciones del ahí, ahíes que apuntan al LUGAR, desde sus múltiples apareceres, donde el opaco y oscuro timbre del silencio rinde y resta a la espera de ser señal para nosotros. Horror, gracia y don. El bramido del shofar judío, las tubas gigantes nepalís, la campana o cualquier variante ancestral percutiva, al resonar, rompen el silencio -última señal-, recordándonos el seno cavidad sin fondo en el que éste reposa. Esos instrumentos nos remiten en su vibrar al fondo de nada, a la oquedad que los hace posibles. A tal fin los crearon nuestros antepasados: al efecto de no olvidar la nada que los sostiene y comprende, a ellos mismos y hasta a la última mota de polvo.
Premio. 01 abr de 2025 - 18 may de 2025 / Bilbao, Vizcaya, España
Exposición. 14 may de 2025 - 08 sep de 2025 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España
Formación. 30 oct de 2025 - 11 jun de 2026 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España