Tres fotografías con sendos textos asociados componen la aportación de la joven artista Nerea López Isidoro a la lucha contra la violencia que sufre la mujer. Son fotografías impactantes aunque evitan recrearse en elementos traumáticos. Refleja el punto de vista de la víctima cuando ve su entorno tras el momento de la agresión. Nos identifica con ella a través de los elementos a su alrededor. Es un ejercicio de cómo el arte nos clava conceptos en el alma cuando el razonamiento discursivo frecuentemente los despoja de su contenido emocional. El lugar de la exhibición es la sala siguiente a la de Arte contemporáneo. Es el pequeño espacio donde se situó el despacho de la primera mujer directora del Museo de Salamanca: Amelia Gallego Pérez, que tanto trabajó por el centro.