Exposición en Palma, Baleares, España

Tautologies

Dónde:
SKL - SKyistheLimit / Santa Creu, 8 - Bajos / Palma, Baleares, España
Cuándo:
28 jul de 2011 - 07 sep de 2011
Inauguración:
28 jul de 2011
Organizada por:
Artistas participantes:
Descripción de la Exposición
Laura Marte busca, con sus intervenciones en el espacio público, manifestar otro modo simbólico de observar el propio paisaje cotidiano. Tras dialogar con el espacio, distorsiona sus estrategias, para crear in situ, una representación del paisaje tautológico. Una manera de ver aquello que ya no vemos (ni oímos). En esta exposición, la pieza principal, titulada Patrimoni, se presenta en video y fotografía, y supone una muestra de una de esas intervenciones, una okupación real de una valla publicitaria. Estará acompañada por una serie de collages realizados a partir de postales que representan paisajes idealizados. Además, también podremos disfrutar de la serie Doppelgänger (vocablo alemán para denominar al doble fantasmagórico de una persona viva), integrada por varias fotografías que muestran a personas andando con su doble ; así como del proyecto Postals per Portar, postales souvenirs convertidas en pendientes que generan nuevos paisajes, consiguiendo que la fisonomía de una persona forme ... parte del paisaje vivido. Esta exposición se ha realizado con la colaboración del Grupo MALLA, de Gráficas Salas, y del fotógrafo Xisco Bonnín.

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1- La realidad (des)aparecida.

 

Día tras día, somos testigos de la desaparición o relegación de acontecimientos reales que, manteniendo las apariencias de lo real, son, de entrada, objeto de unas manipulaciones que niegan la realidad misma (aunque conserven alguna verosimilitud con ella: eso que Aristóteles llamaba 'eikòs').[1]

 

Hemos vuelto a la caverna. Nos sentamos en el sofá, encendemos el ordenador y la pantalla nos absorbe. Lo único que realmente parece suceder es lo que ocurre en nuestro portátil, en nuestro móvil, en la televisión. Miramos y solamente vemos la sombra pixelada de una idea, infinitas imágenes tomadas por cualquiera, de cualquier modo y en cualquier lugar, digitalizadas y difundidas indiscriminadamente gracias a unos dispositivos cada vez más sofisticados, cada vez más potentes, pero también menos nuestros, más ajenos. Una sombra de la realidad provocada por la luz de las nuevas tecnologías, el reflejo sobre un muro de unos objetos reproducidos hasta la saciedad y el espejismo de unos conceptos completamente descontextualizados, degradados por su mal uso; un mundo del que tan sólo conocemos una copia burda, una imagen especular, una silueta pervertida que comparece sin su verdadera esencia. Miramos y apenas vemos, y lo que vemos, por descontado, no es cierto, siempre son versiones manipuladas, adulteradas, sesgadas, condicionadas o dirigidas, modificadas según quién sea el productor, el consumidor y la finalidad. La realidad desapareció tras la tela de araña de una virtualidad que, en principio, tan sólo pretendía ampliarla y mejorarla.

 

2- El colapso tautológico (también para el arte).

 

No es necesario que el dispositivo sea fácilmente identificado como 'arte', visto que el arte no es más que un efecto producido. Se va borrando la obra en beneficio de la experiencia, borrando el objeto en beneficio de una cualidad estética volátil, vaporosa o difusa, a veces con una desproporción chistosa o, al contrario, con una casi equivalencia tautológica entre los medios desplegados y el efecto buscado. De un pandemonio de objetos puede surgir un único y fugaz efecto cómico terminal.[2]

 

Y aunque el desarrollo de esa realidad aumentada tenía como objetivo llenar lo físico de contenidos virtuales, multiplicando hacia el infinito nuestro espacio y nuestro tiempo, generando sinergias y simbiosis, también ha contribuido de una forma determinante al colapso de nuestro mundo real -aquel mundo que ahora apenas conocemos- sepultándolo bajo una montaña de datos, de posibilidades y de estupideces que nos impiden ver más allá de nuestras propias pantallas, de todos los displays de colores que nos asaltan y de muchos de aquellos engendros de seducción masiva que la contemporaneidad pone a nuestro alrededor para evitar que nos salgamos del camino marcado, publicidades directas e indirectas que nos homogenizan hasta el ridículo, haciendo que nos convirtamos en copias sin contenido de los seres sin sustancia que tenemos al lado y dejando en evidencia nuestro descarado conformismo. Un ensimismamiento mimético que también padecen muchos creadores, y el arte, y el diseño, y las tendencias y las modas, todos ellos orgullosos de ser parte (in)activa de este ecosistema virtual, y visual, y sin darse cuenta de que ellos deberían ser los que abrieran el camino hacia el exterior del búnker en lugar de comparecer colapsados, saturados, perdidos, confundidos y alienados ante la pantalla de un ordenador, repitiendo mecánicas de una manera inútil y viciosa, mientras van expresando, hasta el aburrimiento más supino, los mismos conceptos, las mismas técnicas y las mismas formas.

 

3- El ojo (in)dolente.

 

Para la gente atosigada de imágenes es muy probable que las puestas de sol luzcan vulgares; ahora se parecen demasiado a fotografías.[3]

 

Salimos a la calle a tomar el aire y la misma irrealidad de cartón piedra nos envuelve, somos millones de Trumans en nuestro propio show[4], todo parece normal en este estado de letargo y nada nos llama la atención, pero aunque estemos fuera, seguimos en la caverna, seguimos rodeados de sombras -en technicolor y alta definición- pero sombras al fin y al cabo. La realidad es más virtual que real y nuestro ojo se encuentra completamente anestesiado ante las miles de imágenes por minuto que la modernidad nos suministra. Hemos dejado de creernos lo auténtico porque nos parece demasiado cierto para ser verdad, preferimos -o parece que preferimos- vivir en la mentira. La patología del ojo indolente es como tener un nivel de tolerancia muy alto al alcohol, de tanto beber apenas sentimos sus efectos, de tanto mirar apenas vemos nada, una enfermedad que, como casi todas las enfermedades, tiene su propia medicina. Laura Marte extiende la receta: no hay que dejarse abrumar por la tormenta de imágenes que nos flagela, hay que pararse, seleccionar, observar y mirar detrás, alzar el velo que esta realidad virtual ha ido tejiendo a nuestro alrededor y darse cuenta de que tras él aparece un mundo donde las ideas pueden -y suelen- ser de verdad. En ese otro mundo, que curiosamente era el nuestro, es donde el ojo, poco a poco, vuelve a recuperar su sensibilidad.

 

4- Camuflajes (y simulacros).

 

Hoy en día, la abstracción ya no es la del mapa, la del doble, la del espejo o la del concepto. La simulación no corresponde a un territorio, a una referencia, a una sustancia, sino que es la generación por los modelos de algo real sin origen ni realidad: lo hiperreal[5].

 

La artista lo tiene claro. En el mundo al revés hay que camuflar las cosas para enfatizarlas, hay que simularlas para creérselas, y a partir de aquí, construir la idea y mostrar el concepto. En la obra titulada 'Patrimoni' de la serie 'Camuflatges' -pieza angular de esta exposición llamada 'Tautologies' para la galería SKL- Marte continúa con su proyecto sobre la representación del paisaje vinculado a la estética del simulacro de Baudrillard, una investigación en la que, mediante una sencilla manifestación que en sí misma es principio y es fin, deja en evidencia muchos de los ridículos mecanismos contemporáneos, conceptuales y visuales, gracias a un recurso tan simple como el de dar publicidad al paisaje que permanece escondido tras una valla publicitaria, fijando un póster en el propio panel que reproduce fotográficamente el paisaje que hay detrás, reivindicando, así, que la realidad del verdadero paisaje contemporáneo ha quedado reducida al mero, y muchas veces superfluo, registro del mismo. Una metáfora sobre dónde estamos y sobre lo que somos, que nos hace cuestionarnos, de una manera muy efectiva, si queremos cambiar esta definición que tan mal habla de nosotros.

 

5- La herida (luminosa).

 

Esta indeterminación pone en cuestión la divergencia que he intentado señalar entre dos ideas de la imagen: la noción común de la imagen como doble de una cosa y la imagen concebida como operación de un arte. Porque hablar de imagen pensativa es señalar, al contrario, la existencia de una zona de indeterminación entre pensado y no pensado, entre actividad y pasividad, y también entre arte y no-arte.[6]           

 

Las retinas reviven ante lo inaudito, ante la herida, y luego son los propietarios de esas retinas los que se preguntarán el porqué de las cosas. Los 'Doppelgänger' que Laura Marte enfatiza mediante sus fotografías, son las malas copias de copias que ya de por sí están adulteradas, la sombra de la sombra de unos individuos sometidos a esa triste homogenización contemporánea que antes señalábamos y que, sin duda, nos convierte en seres grises. Algo inaudito que nuestra ceguera hace que pase completamente inadvertido y que sólo escueza cuando la artista lo deje patente. También nos pasa inadvertido el paisaje donde todos nos desenvolvemos, incluso los doppelgänger más miméticos, la creadora lucha contra esta desidia intelectual y ocular, volviendo a recurrir al camuflaje para obtener nuestra atención de nuevo, bien mediante un camuflaje inverso donde reconstruye un paisaje actual a partir de una fotografía de época, o bien revalorizando el paisaje desde el consumo íntimo y cotidiano, desde la memoria y la asimilación en el propio ser, de unas 'Postals per portar' que se pueden convertir en souvenir y en obra de arte. Unas piezas, un bisturí y un escarpelo con los que Laura Marte se ha propuesto rasgar la tela que lo virtual ha instalado a nuestro alrededor para que, desde esa herida luminosa que infringe al velo, podamos acceder a la más real de todas las realidades: la nuestra.

 

 

 

 


[1] Gillo Dorfles, Falsificaciones y fetiches, Ediciones Sequitur, Madrid, 2010, p.16-7.

[2] Yves Michaud, El arte en estado gaseoso, Fondo de Cultura Económica, México, 2007, p.32.

[3] Susan Sontag, Sobre la fotografía, Edhasa, Barcelona, 1996, p.95.

[4] Peter Weir, The Truman Show, Paramount, EEUU, 1998.

[5] Jean Baudrillard, Cultura y Simulacro, Editorial Kairós, Barcelona, 1978, p.5.

[6] Jacques Rancière, El espectador emancipado, Ellago Ediciones, Castellón, 2010, p.109.

 

 

 
Imágenes de la Exposición
Laura Marte, Camuflaje n.5 Patrimoni. Intervención en valla publicitaria, 2011

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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