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La muestra Territorios Conmovidos nace de las sensaciones que provocó en un grupo de artistas platenses, la percepción de lo ocurrido en la ciudad luego de la inundación del pasado 2 de abril de 2013. Todo acontecimiento traumático provoca un hueco de sentido, un resto que se escapa en nuestro intento de nombrar o narrar lo ocurrido. Conjurar ese vacío mediante relatos e imágenes, moviliza prácticas, acciones y rituales de inscripción, que posibilitan la construcción de memorias colectivas.

'Las obras que componen esta muestra', describe Lucía Savloff curadora de la muestra, 'proceden del hacer de artistas que de algún modo, literal o no, se vieron atravesados por las circunstancias. Además de su origen, que germina en el desconcierto que provoca la irrupción, comparten también cierto modo de funcionar: ... poseen la capacidad de crear estructuras simbólicas abiertas que permiten la elaboración y reelaboración de sentidos, que activan en el encuentro otro tipo de pensamiento en torno a lo que nos pasó'.

Graciela Olio trabaja una serie de obras en las que continúa explorando con procedimientos de intervención y reciclaje en el campo del objeto cerámico. Para esta muestra retoma algunas piezas de sus series Home y Mil Ladrillos, dando lugar a una nueva serie de obras que tituló 'Después de la tormenta'. En ella las delicadas 'casitas' de porcelana que ya constituyen su marca poética, se veían atravesadas por una serie de procesos de transformación.

Paula Massarutti indaga en la puesta a prueba de los lazos sociales, las formas de la solidaridad y la necesaria presencia energética del otro, en acciones de rescate, abrigo y hospitalidad. Tensionando los límites entre la ficción y lo real, el proyecto transita el espacio entre la solidaridad espontánea y anónima, y la voluntad de construcción de un compromiso duradero. Mariela Cantú superpone imágenes de registro del día después, fragmentos de un discurso poético que relata los pasos hacia el olvido luego de una ruptura amorosa y audios de noticieros argentinos de antaño que hablan de las inundaciones en el territorio de la provincia de Buenos Aires.

Gabriel Fino crea imágenes de la tormenta, del caos-germen, de un paisaje transformado en el que los límites entre cielo y tierra se confunden. Su obra procede por acumulación de capas, por densidades de sentido. Producidas con una paciencia infinita, requieren al espectador una actitud análoga, de mirada atenta, la que busca por debajo, en el detalle, en el fragmento, en los intersticios, más allá del gesto delicado que da fuerza al conjunto.

La instalación Mira cuántos barcos aún navegan! de Marcela Cabutti configura un territorio que sitúa nuestra mirada en el momento del después. Un instante que parece congelado pero que en la cercanía percibimos como vibrante. La obra en su aparente quietud, no deja de desplegar imágenes.