A finales de abril de 2016, la sala de espera de OnFisio, clínica de fisioterapia ubicada en Pontevedra, se convirtió en sala de exposiciones, acogiendo una propuesta no convencional formulada por el grupo curatorial Latamuda que adquiere forma de ciclo de exposiciones, iniciando así una colaboración de largo recorrido que sirve de marco para acercar las propuestas artísticas de jóvenes artistas al público, tratando de establecer nuevas dinámicas y formular un nuevo escenario para el arte y la cultura.
El ciclo, que se inauguró el pasado sábado 30 de abril con httpintura, de Marcos Covelo, deja paso ahora a la intervención de Carla Andrade (Vigo, 1983): Tiempo en blanco, una muestra que reúne una selección de trabajos en los que la artista reflexiona sobre la representación del vacío y el tiempo en el espacio a través de la fotografía.
Bajo el presupuesto de establecer nuevas dinámicas y formular un nuevo escenario para...el arte y la cultura que posibilite el acercamiento de las propuestas artísticas más actuales al público, The Waiting Room acoge, así, la segunda propuesta con la exposición Tiempo en blanco de Carla Andrade. Latamuda ofrecerá a lo largo del año una sucesión de proyectos firmados por Juan Fontaíña, Amine Asselman, María Maquieira, Rocío Osorio, Yatir Fernández y Jorge Perianes, que mostrarán sus trabajos en un lugar aparentemente transitorio.
La muestra de Carla Andrade, Tiempo en blanco, continúa la programación de The Waiting Room el próximo viernes 1 de julio, con una propuesta expositiva que parte de una reflexión sobre la representación del vacío en el espacio a través del paisaje. La selección de obra forma parte de su proyecto Geometría de ecos (2013), una serie no narrativa de imágenes y vídeos, que ha sido expuesto en centros como Fundación BilbaoArte (2014), el Colegio de España en París (2015) o el Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) de Huesca (2015).
En su primera aproximación al concepto de vacío, la artista recurre a la representación de los paisajes de Islandia y del Pirineo Navarro a través de una mirada invertida que deja paso a la respuesta emocional fruto de la experiencia propia, muy influenciada por ciertos aspectos de las filosofías orientales que otorgan al vacío un papel esencial en el modo de abordar la realidad. La dualidad de opuestos es un hecho patente en la trayectoria de la artista que le sirve para cuestionar la realidad.
En las obras que ahora presenta, Carla Andrade acota el paisaje para ofrecer una visión despojada mayoritariamente de referencias y una experiencia estética sensible a influencias pictóricas. El encuadre, la indefinición y el recurso al blanco como símbolo de la ausencia no solo le permite transmitir lo inabarcable de la naturaleza, sino que le sirve para poner en duda su condición espacial extensible a multitud de lugares. Con ello manifiesta su magnitud, ya no como contraposición a las consecuencias de la acción humana, sino alegando su necesaria existencia y significación.
La muestra se acompaña de una serie de poemas escritos por la poeta lucense Nieves Neira Roca con ocasión de la publicación del catálogo producido por BilbaoArte en 2014.
estás desierta en la niebla dentro,
ya no te esperas muy dentro,
donde la piel se interrumpe
Mediante la fotografía y el medio audiovisual, Carla Andrade plantea su propio lenguaje-realidad generando contenido y pensamiento a través de la forma y la experiencia estética. Eliminación y negación para volver a lo más primitivo e inconsciente; a la experiencia directa sin carga directiva y sin la necesidad de iluminar con la razón, para situarnos frente a una cierta resistencia a la dictadura de las estructuras y patrones preestablecidos.
Austeridad de formas y una poética inherente a la forma esencial con el fin de despojar a la imagen del "objeto", para incidir en la parte irracional, y suscitar una suerte de vacío que se llene del universo entero. Se trata de aportar experiencia, es decir, conocimiento extraído de la propia vida; eternizar lo cotidiano; intelectualizar la vida y vivificar el pensamiento. Intensificación del presente para situarnos en un tiempo absorbido, que está siendo, a través de la sencillez y la profundidad propia de las dialécticas orientales, dejando entrar al error y haciendo uso de la intuición como herramienta para sobrepasar a la experiencia empírica y acceder a la experiencia en su propia genésis.
El paisaje se torna un elemento fundamental donde focalizar todo lo expuesto anteriormente ya que se plantea desde una cierta cosmovisión donde los seres humanos se sitúan en relación a la naturaleza, a la que no pueden poseer, a pesar de sus pretensiones de dominio. La naturaleza se presenta como espacio de liberación, de tregua ante la lógica cotidiana, pero también identifica la cara más irracional de la realidad, apremia una conciencia crítica alejada de la mirada antropocentrista para poder reconocernos de otro modo. El paisaje posee esa inmensidad de lo insondable, lo que lo convierte en un misterio en sí mismo y su contemplación es un mecanismo de superación del orden social instaurado, de redefinición de los conceptos aprehendidos y cuestionamiento de la realidad obligatoria.
Imágenes de la Exposición
Carla Andrade, Geometría de ecos
Entrada actualizada el el 29 jun de 2016
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