Ulrike Ottinger (Costanza, 1942) ha logrado desarrollar la propuesta de un universo personal e intransferible, perturbador y lleno de ambigüedad desde el comienzo de su producción en los años setenta. La autora se reconoce feminista, si el feminismo supone que las mujeres deben tener alternativas y la posibilidad de hacer cosas maravillosas. La programación del ciclo dedicado a Ulrike Ottinger que ofrece el Museo Vostell Malpartida en colaboración con el Goethe-Institut Madrid y con la Filmoteca de Extremadura, promete al espectador la incursión en un conjunto de deslumbrantes propuestas visuales que, una tras otra y más allá de una sorpresa inicial, desgranan el punto de vista de la cineasta sobre temas como la muerte, la violencia, la importancia del ritual o los prejuicios sociales, a través de un complejo engranaje que encierra muy diversos niveles de profundidad en su lectura.