Descripción de la Exposición Eva Armisén (Zaragoza, 1969) defiende la alegría. Como el poeta Mario Benedetti está empeñada en 'defender la alegría como un destino / defenderla del fuego y de los bomberos / de los suicidas y los homicidas / de las vacaciones y del agobio', y hace de su pintura un laboratorio permanente de emociones que derivan de las cosas sencillas, de los pequeños gestos que nos pautan las horas. Su pintura es esencialmente narrativa, una pintura con historia y con personajes, matizados con una palabra o un mensaje: andando, leyendo, ideas, enamorada. Es también una pintura con sonrisa. Los que sonríen ven el mundo de otro modo: menos ceremonioso, más antojadizo, con la frescura del aire, incontenible en su libertad. Cotidiano y fluido en su expansión. Y ella, que es moderna y que posee un desparpajo radical, se inclina casi siempre hacia esos estados de ánimo que tienden a la felicidad. Eva Armisén juega con muchos elementos. Desde el punto de vista iconográfico parece buscar en su interior la niña perdida. Sabe lo que quiere. Sabe dialogar con los objetos y su representación más simplificada. En su obra son muy importantes la atmósfera, el contexto y el color. La atmósfera, cabría decir, abraza la ingenuidad: no hay estridencias, ni dolor, propone con sencillez un universo que tiene algo de aleteante y de artesanal. Un mundo liviano y muy femenino: la pintora suele decir que su obra 'es una declaración de amor permanente' y que las mujeres poseen una certidumbre, una disposición y un instinto que les lleva a cambiar el mundo a cualquier hora. En esta exposición, Eva Armisén, que también es una potente ilustradora, combina el dibujo y la pintura. Todo está resuelto con un esquematismo próximo al primer trazo infantil: ella sabe que una buena parte del arte contemporáneo ha pugnado por recuperar la fuerza primitiva de la niñez. Desnuda al máximo su trazo y logra lo que quería: una emoción inmediata, un impacto que alegra, un temblor sin afectación. A menudo el contexto es más complejo y sitúa a sus personajes en su habitación, al aire libre, en la cocina o en el baño, en un circo o en el salón de casa, donde una mujer lee a la luz de una lámpara. El contexto también tiene mucho que ver con la actitud de sus criaturas: parecen poseídas por el goce, por la inocencia, por sensaciones inefables; a veces parece vivir en un trance ligero, nada místico, como si la vida fuera un cuento de hadas. Y la pintura un puro sortilegio o la varita de un mago. El arte de Eva Armisén está repleto de detalles. De sutileza. Hay algo en sus rostros, apenas bosquejados, que vence la frontalidad y el hieratismo. Hay algo que les confiere embeleso, simpatía, ternura. El color no es estridente: está ahí, muy elaborado, dialoga en cada elemento y se reparte con ritmo y equilibrio, y con un punto de humor. El humor es importante en la obra de Eva Armisén.
Exposición. 14 may de 2025 - 08 sep de 2025 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España
Formación. 30 oct de 2025 - 11 jun de 2026 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España