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La exposición se divide en varias partes bien diferenciadas: "Olvidados", "Sudoku", "A ras de suelo" y "Retratos". O lo que es lo mismo: los olvidados o marginados, los intelectuales con los que el espectador podrá medirse en un sudoku, todos, desde lo más bajo y finalmente, y simplemente, retratos.

Al final Vidal Valle refleja en imágenes el diario de un viaje a un sistema en el que cada miembro lucha a diario para conseguir algo más que la comida de racionamiento, pero que margina en esa lucha, a los viejos, a ... los menos listos, a esos olvidados que no pueden competir en igualdad, por falta de destrezas y capacidad y habilidad.

Y este es el inicio de "Un paseo por la Habana", los retratos de esos olvidados arrugados de miradas tristes y acuosas, pero tremendamente bellos al mismo tiempo. Mayores desfavorecidos por el hecho de serlo y por vivir limitados por su capacidad física.

Y tras ellos el sudoku con el que jugar con imágenes de interacción con el espectador, que puede, manteniendo las normas y reglas del juego, evolucionar a una obra nueva. Y forman parte de él Juan Padrón, director de cine de animación; Nelson Domínguez, pintor; Roberto Salas, fotoreportero de la Revolución; Ana Fidelia Quirot, atleta mediofondista; Javier Sotomayor, plusmarquista mundial de Salto de Altura; Liborio Noval, fotoreportero; Pedro Martínez, periodista; Pedro Pablo Oliva, pintor; Teófilo Stevenson, boxeador.

Luego ya viene la perspectiva a ras de suelo con ese nivel que te hace caminar con las cosas y que nos da otro punto de partida y que muestra a gente capaz de mirar desde arriba, sin amenazas y en un nuevo contexto.

Y para rematar retratos puros de gente cercana o lejana, pero ya de aquí, en un collages que les genera un sentimiento de pertenencia a grupo sin olvidar la individualidad y los propios recuerdos que emanan también de cada uno.