Descripción de la Exposición Alejandro Reino, gran pintor, dominador como nadie de la técnica del retrato, el artista presenta en el CICCA un total cincuenta obras que, bajo el título genérico de 'Vanitas Firs Round', nos muestra su más reciente creación. En la exposición Vanitas first round el tema de la muerte se manifiesta y configura muchas de las composiciones con una fuerza tan substancial que el imposible intercambio de los títulos subrayaría toda su relevancia. El fondo de la imagen está dividido, la misma técnica al servicio de la partición, de una división que es conceptual y que tiene que ver con una determinada percepción del universo, de un universo que quien lo muestra sabe que se acaba. Con el tratamiento de la imagen que Reino realiza, el artista consigue de algún modo abducir a esos cuerpos de su realidad, extraerlos de su mundo y colocarlos dentro de un universo escenográfico que produce inquietud, pero seguimos observando un mundo amable. Los gestos de sus personajes y su manera de estar dentro de su universo, aunque ficticio, es aceptada. Sin embargo las figuras que habitan en Vanitas first round ya no sonríen, son seres modelados para habitar un mundo que Alejandro Reino ha decidido arrebatarles. Ha cambiado los espacios oníricos por otros intangibles construyéndoles un mundo inhabitable. La luz aquí es ausencia. Desaparece dando paso a la 'atmósfera' y la muerte aparece como protagonista, como figura y como objeto, como sombra, utensilio, implemento que utiliza para manifestarse, trampantojo que acompaña a la escena con frecuencia. En estos cuadros también conviven de forma simultánea juventud y vejez, pero en ésta los jóvenes desnudos, sus cuerpos, que deberían haber resplandecido si la ausencia de luz no los condenara al sepia, al blanco y negro de las fotos antiguas, se nos presentan también como metáfora de lo que ya está muerto o en trance de serlo. Nacen con la conciencia de su propia extinción. Los claro-oscuros propios de Reino, esa especie de iluminación austral, aquí desaparece. Ya no existe la luz aunque sí hay sombra. Los personajes habitan un universo casi monocromático que amplifica la sensación de inexistencia. Este mundo propuesto se ensombrece. Se esencializa. La luz, que es quien define el volumen de todos los objetos, aquí los hace planos sobre el plano. La figura humana sigue siendo central en la composición de la obra. La imagen robada -capturada-es aquí inventada, construida, elaborada de acuerdo a los designios de su autor. Se estiliza, se hace transparente y lo que antes fue carne se transforma en maraña de trazos. Los cuerpos se vacían, se desdibujan mientras son dibujados. Las figuras humanas vitalistas y próximas, positivas y optimistas, de 'Los dinteles...' se convierten aquí en seres desconfiados, agresivos o agredidos. Y cuando no es así, cuando se aman, un policía armado con esposas los vigila. Reino ha traspasado sus personajes de un mundo habitable a otro inasumible donde la vigilancia y la sospecha parecen ser los únicos motivos para relacionarse. Viven en los dos lados de la línea con que Alejandro Reino dividió su mundo, siameses del rencor y la sospecha. Ha desaparecido de estos cuerpos toda predisposición a seducir. Su plenitud, su juventud, que debieran predecirnos el deseo, se nos enfrentan. Cuando la rapidez es uno de los rasgos y valores supremos de nuestra sociedad y el vértigo marca la cadencia de las transformaciones, las composiciones de Reino se nos muestran estáticas, en el inmediato instante después de haber sido sorprendidas -cuando nos miran parece que los hayamos descubierto en algún acto íntimo y se revolviesen contra quien los descubre-. Pero también ocurre que la propia mirada del artista se enfrenta a la mirada de sus composiciones y quienes las habitan dejan la sumisión de 'obra creada' para enfrentarse al dios que las anima. Se rebelan. Su hacedor los colocó en cuerpos vaciados, a veces en el borde de la indefinición. Estos dibujos son conscientes de quién los está creando, lo miran, pero también nos hacen conscientes a quienes los miramos de nuestra propia mirada. Como si quisieran salir de su aislamiento establecen sus propias relaciones con quienes los observan y los hacen partícipes del mundo en el que habitan. Hay desafío en los personajes que habitan las composiciones de Alejandro Reino porque también ellos viven en un mundo agresivo, desafiante. Esas pobres figuras nos parecen ser seres extraviados, abatidos, que han desistido de buscar cobijo en otro sitio, pero no nos dan lástima. Sólo un gesto de amor -o de deseo- en toda esta serie de personajes desnudos pero armados, tantas veces armados, como si la propia desnudez no hubiese sido concebida por Reino también como otra arma. Apenas hay tregua en ninguno de los cuadros que observamos.
Premio. 11 abr de 2025 - 16 may de 2025 / Bilbao, Vizcaya, España
Ayudas 2025-26 para la realización de proyectos artísticos con cesión de estudio en Bilbao Arte
Formación. 30 oct de 2025 - 11 jun de 2026 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España