-------------------------------------------------------

-------------------------------------------------------

Mariana Sarraute acaricia el deseo de detener el instante en que un objeto se convierte en ídolo. Impregnarlo de sutiles variaciones que en la tensión máxima con otras fuerzas, adquiere un sentido mágico, fruto del pequeño milagro del desplazamiento. Sus múltiples itinerarios como ... artista y diseñadora entre Buenos Aires, Barcelona, Berlín, Mallorca y Sevilla, convierten su trabajo en mapamundi de intersecciones que construye a partir de los referentes visuales y vivenciales de cada uno de sus movimientos.

Tras un periodo de formación, transita con una base pictórica bajo el brazo por otros medios y disciplinas. El diseño gráfico y los nuevos medios de la Barcelona post-olímpica materializan el proceso de absorción de reinos iconográficos que se reparten el terreno de su trabajo: la cultura de club, la representación sexual y cosmética de la mujer, el manga y lo oriental, la moda y lo urbano, el soft-porno, los videojuegos, el flyer, el packaging y el merchandising, son dominios que conoce bien.

Entre lo pictórico y los nuevos medios, Nuestros cuerpos son nuestros jardines (2007) son impresiones digitales intervenidas de imágenes femeninas que cubre casi indiscriminadamente de flores, animales y trazos de una fuerte carga sensual. En las cajas de luz de Conejitas Playmates (2006), los cuerpos de las conejitas se convierten en una cascada de células-ojos, burbujas de naranja con vodka dispuestas a devorar con avidez a quien las mira.

En dichas series resbala con sarcasmo por el cuerpo de la mujer como una superficie más de su obra. Su imagen nutre la conversión de lo corporal y cosmético en frontera y prueba para el espectador. La piel es a su vez acceso a lo sublime y significante de algo aún por desvelar. Sarraute nos instiga a retorcer la apariencia de las cosas, para obtener de ella el máximo jugo.

En su itinerario creativo, apunta icebergs en forma de acertijos que contienen trazas de estética, ironía y banalidad; atraviesa lo bello como experiencia y estado físico hacia el éxtasis, llega hasta el sexo, lo religioso, la muerte y la existencia, y nos deja suspendidos del péndulo que oscila sobre la caja negra de sus imágenes.

Si nos sumergirnos en ellas, vemos su superficie desde el interior y viceversa, binomio indisoluble de una unidad por la que circular en todas direcciones. El fondo de algo es un misterio sublime, directamente proporcional a su apariencia.

La experiencia personal de la belleza puede poseer toda una serie de manifestaciones somáticas: aceleración de la respiración y el ritmo cardiaco, aumento de la presión sanguínea, mareo, fatiga, sudor... un tránsito hacia lo místico y trascendente desde y con lo corporal. Para que consiga darse, hay que tomarse el tiempo de mirar y que la observación sea una experiencia de contemplación que nos permita ver.

Variaciones y Milagros muestra el corpus cartográfico de la penúltima etapa del viaje de Mariana Sarraute, producto de casi dos años de una intensa estancia personal y profesional en Sevilla. A su más que dilatada y heterogénea iconografía personal, incorpora sentidos e imágenes del nuevo contexto que la impulsan hacia una fluidez, depuración y reformulación de su itinerario pictórico. Grandes formatos de acuarela, tinta y acrílico sobre papel, que reflejan la luz y el vacío de su rico y poderoso devenir visual. En su obra, nos recibe con una fresca y divertida bienvenida, tras la que disimula territorios de un intenso y emocionante hermetismo.

La pintura, la luz y el color, integran nuevos inputs visuales y culturales latentes en su trabajo. La exhuberancia sensorial como modelo de profundidad, la aproximan de forma natural al contexto cultural y creativo de Andalucía y Sevilla. La sensualidad y la alegría, el barroco, la elegancia, el drama y lo piadoso, se adhieren a ella como si la hubieran esperado siempre. En su arca de Noé particular entran peinetas, coronas de virgen, aves del paraíso, arabescos, flamencos y otros milagros que maneja de un modo liviano, concentrado y reflexivo.

En una primera fase por tierras hispalenses, depura y monumentaliza sus trabajos. Comienza con ejercicios y variaciones que incorporan nuevas imágenes o redescubren viejos conocidos. Estudia y reelabora cada tema, acompañándolo de un afinado retoque del sentido del icono. Variaciones Florales ( ) es uno de estos trabajos. Grandes flores punzantes que parecen sangrar si alguien se les acerca demasiado.

En Variación - El ojo de Dios ( ) desgrana un motivo reincidente y reflexiona sobre la amplitud de significados de ver a través del ojo. Envuelta en volúmenes y formas gráficas que recuerdan al cartelismo cinematográfico de las películas de terror de serie B de los 50's; su rotunda omnipresencia se vuelve ligera cuando observamos el conjunto de lunares o globos de feria.

El díptico Variación - Milagro de los panes y los peces ( ), es una representación contemporánea del pasaje bíblico. La multiplicación plantea tensiones entre abundancia y carencia. La mano que nos da de comer sostiene cajas vacías de patatas fritas de McDonald's, fastfood iconográfico de la cultura del exceso aunque, paradójicamente, no en su contenido nutritivo. Los peces son parte de una realidad abundante, generosa y muerta, lista para freír. Una especulación mordaz sobre la capacidad de la pintura de convertir los milagros en realidades casi físicas de uso social. Pervertir visualmente el prodigio enciende el poder crítico de lo estético.

Variación - Iluminaciones I ( ) surge del encuentro a dos bandas del imaginario pasado y presente de Mariana: El tigre, uno de sus emblemas clásicos y Lady Miss Kier, cantante de 'Deee-lite', heroína contemporánea y fenómeno musical. El animal y la dama, transmutada en virgen, se dirigen hacia nosotros como figuras de un altar personal que sigue sumando advocaciones. En Variación - Iluminaciones II díptico ( ), dos cabezas de santas modernas continúan el santoral. Un inquietante entorno de peinetas de calavera, húmeros cruzados y melenas negras sin rostro, de intuidas facciones clásicas. En estas variaciones, Sarraute retoma lo femenino de una forma más íntima. El altar se nutre de exvotos que hablan de un sentido de lo religioso, ante imágenes que provocan respeto y subliman lo profano e incluso lo impío.

Porque hay que saber vivir, en otros trabajos de la serie, la alegría y sabiduría natural de lo ligero es un bálsamo y un consuelo inteligente. Para Variación Flamenca ( ) se pone el icono por montera enredándolo con humor y alevosía en el juego de lo estético. Risas en círculos y vibraciones rosadas, azules y amarillas en forma de carcajada cómplice. Exuberancia y luz ante las que entornar los ojos y sentir una caricia sobre los párpados.

Primavera ( ) y Verano ( ) son dos galerías de elementos armónicos, con apariciones que rompen el idilio. En Primavera, un hombrecillo galáctico parece estar a la gresca con la composición floral; las chicas, un poco incómodas en su pose, suspiran resignadas dignamente por las molestias.

En una tercera etapa de Variaciones y Milagros, la artista abre la caja de Pandora de todas sus bestias para suspenderlas y expandirlas con fuerza. Un fuego fatuo en el que las imágenes crepitan con múltiples voces y un impulso conjunto. En La Hoguera ( ) se queman osos panda por una pasión dispersa, a la que reaccionan con una lentitud desesperante ante la amenaza de extinción. En La Madre ( ), una mujer en bikini realiza sonrientes contorsiones imposibles ante una debacle; aguantando la sonrisa como si no hubiera pasado nada, parece presagiar un cambio ante presencias turbulentas.

En medio de todo esto, Mariana Sarraute se saca de la manga su careta de tigre en el autorretrato Mariana ( ). No nos da del todo la cara, enseña la sonrisa y nos saca los dientes. Sin su mirada, tenemos que esforzarnos aún más por quitarle la máscara a su obra. Huye, divertida, para que la persigamos. Aunque ¡cuidado!, es buena realizando estrategias de distracción. Ahora se prepara, mira a izquierda y a derecha, se pone la mano en la cintura y sale corriendo. Atentos, preparados, listos, ¡ya!

José Antonio Delgado

Artista y gestor cultural y educativo