Mar Sáez (Murcia, 1983) expone por primera vez en la galería, tras haber presentado parte de su obra en la reciente feria de Estampa. Licenciada en Comunicación Audiovisual y en Psicología por la Universidad de Valencia, ha realizado diversos cursos y talleres especializados en fotografía, ha recibido numerosos premios, como el Primer Premio en el certamen de Creación Artística Creajoven (Murcia), Primer Premio del Concurso de Fotografía de la UMU (Muria), Premio Lux de Bronce (Barcelona), Premio Dúo Fotógrafo Emergente, Premio Lux de Oro de Fotografía Documental (Barcelona), etc.
Empezó profesionalmente trabajando como redactora en diversos medios de prensa escrita, fotógrafa freelance y gestora cultural en LENS Escuela de Artes Visuales, fue docente en un proyecto de integración, a través de la fotografía, de mujeres marroquíes en la Región de Murcia, Cienojos, Fundación La Caixa.
Su mirada a la hora de desarrollar su carrera como fotógrafa va hacia las cuestiones sociales, antropológicas,...y suele preferir investigar acerca del ser humano, descubrir la verdad a través del rostro, “conocemos muy bien nuestra propia vida, pero no la de los demás” asegura la artista “ nos acercamos solo de forma muy superficial.”
Su primera exposición individual fue en Museo Los Molinos del Río (Murcia) en 2008, se tituló Chinguetti nombre de uno de los lugares más desfavorecidos del Sahara mauritano, donde Mar Sáez retrató los rostros de quienes se encontró en un país tan diferente y lejano a nuestra sociedad occidental, confortable sociedad al compararla con la realidad de los países de lo que llamamos tercer mundo, rostros sinceros, desprovistos de artificio, que revelan la verdad de sus vidas, a la artista le han interesado desde siempre las personas, y en los trabajos que siguieron a esta primera serie, así lo ha revelado, con gran sensibilidad y honestidad.
La serie que ahora exponemos en la galería se titula Vera y Victoria, un proyecto al que ha dedicado gran parte de los últimos cuatro años, dos de ellos en contacto directo con las protagonistas de la serie, que permitieron que compartiera su vida, su intimidad, y dejaron que fotografiara su cotidianeidad, su historia de amor, parecida a cualquier historia de amor auténtica y pasional, entre dos personas jóvenes, veinteañeras, que viven su vida libremente, sin prejuicios, con total normalidad. Una de ellas, Vera, es transexual, vegetariana, le fascinan los animales y ha estudiado Filología Clásica, Victoria es pura vitalidad, y alterna diversos trabajos, durante la relación que han mantenido ha trabajado como camarera; descubrir su homosexualidad a los 14 años le causó una gran inquietud, y le tranquilizó comprobar que en realidad era bisexual; no le importó en absoluto que Vera fuera transexual, se había enamorado de ella y eso era lo único que contaba.
Las fotografías de esta serie, en blanco y negro, no son puramente documentales, la sensibilidad con la que se ha realizado el proyecto, el misterio y la belleza de las imágenes, trascienden el interés puramente social o periodístico, son fotografías que solo la mirada de un artista podría haber realizado, aunque sin duda tienen un gran interés como herramienta para visibilizar y normalizar el tema, para algunos aún tabú, de la transexualidad.
En estos momentos la artista está embarcada en un nuevo proyecto, que tiene también como objetivo acercarse a personas desconocidas, adentrarse en su vida, hasta donde le permitan, en los continuos viajes en coche entre Madrid y Murcia, en los que comparte viaje, conversaciones, vivencias, con gente que no conoce previamente. Al venir a vivir a Madrid decidió viajar de esta forma para acercarse a personas que como a ella quizá les cuesta sentirse de un sitio concreto, en un continuo ir y venir. Este trabajo lo comparte con un escritor, Miguel Angel Hernández, que ya escribió los textos para su primera exposición y que aceptó aportar sus palabras a las fotografías de Mar. “Ahora tengo frente a mí las fotos de la serie A los que viajan y no tengo claro qué podría escribir sobre ellas. Miro las fotografías e intuyo que allí se encuentra condensada toda su obra. Allí están los espacios extraños, lo fantasmal, pero también los sujetos, complejos, densos, recipientes de historias que se intuyen en sus miradas perdidas, en sus gestos, en sus cuerpos que esperan. Son imágenes de tiempos muertos. La espera, el espacio vacío, el intersticio, la elipsis, los momentos en el que uno deja de ser. O, mejor, los momentos en que realmente se encuentra con el ser.”
(Miguel Angel Hernández).
Vera y Victoria se realizó como fotolibro con la editorial francesa André Frère Editions y se presentó en ParisPhoto en 2016, con un texto de la escritora sevillana Lara Moreno.
Entrada actualizada el el 03 nov de 2017
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