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Entiendo la obra de Fernando Sáez Pradas como un bucle. Sáez Pradas se define mediante un juego de oposiciones a través de una serie de videos que bajo el título 'Sobre lo repugnante' pretenden sentar las bases de lo inaceptable. Del dibujo, fríamente aislado y concebido como un icono realista que encierra un concepto abstracto, asoman filamentos de apariencia orgánica. Acompañan su aparición un chirriante quejido que desgarra la atmósfera calmada para, finalmente, volver a ocultarse.

Esta pequeña puesta en escena anticipa un cambio del que el autor comienza a ser consciente y lo manifiesta en sus siguientes dibujos, en los que con ... un trazo infantil, evoca amenazadores volcanes. La dicotomía entre la representación y el concepto puede reflejar tanto el augurio de una nueva etapa dramatizada, como el temor a dicha situación sin retorno.

Exagera la precaución como comprende más tarde. El camino del autoconocimiento comienza con la aceptación del ser, al menos eso debe pensar él cuando comienza su siguiente serie de pinturas. La atmósfera blanca y aséptica sigue presente en su obra, potenciando tanto el concepto que casi se puede oír y, aunque más que con optimismo luzca como resignación, aparece el color. Es en estos momentos cuando Sáez Pradas se define como suma de sus partes y para ello muestra un catálogo de fracciones de sí mismo. Un Sáez descuartizado que se identifica con un extraterrestre de tonos verdes y violáceos, de manos huesudas, de torso fibroso. Aparecen también conejitos presuntamente inocentes y todo ello envuelto en  una belleza formal semejante a la estampa japonesa.

La serie no está exenta de una contundente carga sexual más o menos explícita que oscila entre la discutible semejanza de un conejo con miembros eróticos (no se nos pasa por alto el sicalíptico juego de palabras) y la representación misma de los órganos sexuales y condones. Si bien es cierto que aún no se percibe un estado de profundo bienestar, parece como si el autor comenzara a reconciliarse con su realidad y poco a poco la belleza cobra protagonismo.

La evolución es sin embargo enemiga del conformismo y exiguo será el tiempo que Saez Pradas disfrute de su conquista para emprender de nuevo su particular búsqueda de la identidad.

Para cerrar este ciclo y comenzar el siguiente, el autor reproduce maletas en sus pinturas e instalaciones con un estilo bien diferenciado. Las maletas están vacías o cerradas, preservado al observador de su contenido. El destino es incierto y, sin embargo, se enfrenta ahora con una confianza que permite la aparición de horizontes, paredes y suelos. El mensaje ha disminuido su necesidad de ser percibido para favorecer la polisemia interpretativa.

Con esta muestra Sáez nos hace participes de su inconfundible diario emocional y lo culmina con  la promesa de una próxima continuidad. Esperamos ansiosos.