Cuestiona la industria de los alimentos ultraprocesados y las estrategias usadas para promocionar productos insanos y normalizar en la población el consumo de azúcares añadidos, aceites refinados, etc. La pieza consiste en una intervención realizada con azúcar refinada, teñida con colorante alimentario, que recoge los eslóganes más populares dentro de los productos de desayuno destinados al consumo infantil en EEUU.