Fotógrafo autodidacta, lleva décadas desarrollando su pasión por este arte. Incondicional del carrete y la placa en blanco y negro, de la gelatina de plata sobre papel baritado, de la química del cuarto oscuro. Los paisajes, retratos, naturalezas muertas de sus principios, con el tiempo han evolucionado, transmutando hoy en trabajos rabiosamente innovadores y originales desarrollados a partir de la experimentación con nuevos materiales. Colaborador habitual en prensa, ha escrito los libros “Diario de un montañero”, “Aires de xistra”, “Manuscrito de los brujos”, “Territorio”, “Recuerdo Ancares”.