Iñaki Lega es un artista autodidacta, que decidió abandonar tempranamente su promisoria carrera como reciclador de baleros de madera, para dedicarse por completo a su verdadera pasión: la pintura. Desde entonces ha trabajado con distintas técnicas y soportes, pero con particular preferencia por el óleo. Sus pinturas, de un estilo siempre cuidado, evocan un mundo de sueños donde la realidad y la fantasía se funden, constituyendo la argamasa con que construye arquetipos iniciáticos de contrastes a veces cálidos, a veces profundos y oscuros. Irreverente, agorafóbico y misógino patológico, ha participado en muy pocas exposiciones, por las obvias limitaciones que le impone su delicado estado mental. De cualquier manera, eso no impide que sus obras pueblen varias colecciones privadas.