Con motivo de la exposición homenaje al arte español de posguerra, que organizará la galería Mayoral, bajo el comisariado del historiador y crítico de arte Tomás Llorens, hasta el próximo mes de enero de 2019, hemos querido ver qué otras galerías españolas, además de la barcelonesa, defienden el arte creado por una de las generaciones de artistas más importantes de la historia del arte contemporáneo español, que venciendo el miedo y con su labor artística querían cambiar la sociedad en que vivían.

Si bien, y como veremos más abajo, recogemos una docena de galerías que tienen en sus nóminas a los artistas clave de esta generación, las hay que, por tradición, programa e historia, ocupan un lugar destacado, ya que los llevan apoyando desde hace décadas, como es el caso de las madrileñas Fernández-Braso -heredera de la galería Juan Gris-, que, por cierto, en septiembre se ha estrenado con una individual de Manuel Hernández Mompó, así como Leandro Navarro, Guillermo de Osma o la ya referida Mayoral de Barcelona.

Asimismo, hay que señalar otras como las madrileñas Cayón, que abrió en junio nuevo espacio en Menorca, y Freijo, que también se ha trasladado a un nuevo y más ámplio espacio en septiembre, ubicado sobre la antigua galería de Rodriguez Sahagún y de cuya remodelación se ha ocupado Juan Cuenca, uno de los artistas que representa de esta misma generación. Además, hay que referir a José de la Mano, Marlborough y Álvaro Alcázar, la sevillana Rafael Ortiz o la barcelonesa Marc Domènech, quienes también cuentan entre sus nóminas y sus fondos de galería con algunos de los mejores representantes del arte español de posguerra.

Aunque la mayoría de los artistas que representan y exhiben son afamados, también está un buen puñado de ellos que son menos conocidos para el gran público, por lo que uno de sus principales activos y cometidos es tratar de rescatar y dar visibilidad a esos artistas, en cierto modo, "olvidados" que han sido fundamentales en la creación, y que, a pesar de su relevancia histórico-artística, no han tenido su merecido reconocimiento, como es el caso de algunos representantes del arte geométrico y constructivo, de mediados del siglo XX en España.

Esta fructífera y relevante generación, surgida en los años 50 en pleno apogeo de una España culturalmente gris como era la franquista, tiene entre sus principales valedores y representantes, mucho de ellos insertos en la tradición abstracta española, a los aún activos Rafael Canogar, Luis Feito y Martín Chirino -miembros del grupo El Paso-, Juan Cuenca, Juan Serrano y Agustín Ibarrola -miembros de Equipo 57-, Gustavo Torner, Francisco Farreras y Guillermo Delgado, pero también aquellos que han trabajado el bodegón, el retrato, el paisaje como Teresa Duclos y Carmén Laffón, la pintura metafísica de Cristino de Vera, figurativos devenidos en "abstractos" como Guillermo Delgado, el realismo político de fuerte denuncia social en Juan Genovés, el Arte Pop de Eduardo Arroyo, o toqueando en sus inicios con dicho arte como Alfredo Alcaín y Luis Gordillo, si bién su obra tiene más de experimentación que nace de una reflexión constante, entre otros.

Por supuesto, es obligado referir a los inolvidables y tristemente ya desaparecidos, algunos recientemente, otros hace ya más tiempo y a edades tempranas, por su igualmente aportación decisiva a la configuración de la vanguardia española y por su coherente trayectoria, de nuevo en su mayoría en el terreno de lo abstracto, algunos bajo los dominios del más puro informalismo o la poesía visual, como Antoni Tàpies, Joan Brossa y Joan Ponç -fundadores del movimiento Dau al Set-, los también miembros del Grupo El Paso Manolo Millares, Manuel Rivera, Antonio Suárez, Antonio Saura o Juana Francés -la única mujer del Grupo-, Eusebio Sempere, Manuel Hernández Mompó, Francisco Sobrino, Modest Cuixart, José Guerrero, Josep Guinovart, o Darío Villalba, por citar solo algunos.

En definitiva, representantes de un arte "alejado de la línea neotremendista o neotenebrista que en nuestra escena contaba entonces tantos adeptos", como ha señalado Juan Manuel Bonet, considerado uno de los grandes expertos en esta generación de posguerra.