Durante los últimos años el arte latinoamericano ha experimentado una insospechada proyección de sus ventas, fruto, en buena medida, del merecido reconocimiento a la calidad, la variedad y el sentido crítico que han venido desarrollando sus creadores desde el inicio de los noventa. Prueba de esto se aprecia en las casas de subastas de referencia, Christie''s y Sotheby''s, que han contado en años recientes con un nivel de ventas nunca antes obtenido en lotes de este origen así como reiterados récords de precios, que confirman los nuevos gustos y tendencias tanto de coleccionistas particulares como institucionales.

En el marco de esta dinámica de mercado puede comprenderse la selección de México como país invitado en el ARCO de 2005 y la elección para la última edición del más grande de los latinoamericanos: Brasil. Las 32 galerías asistentes han sido escogidas gracias al valor de las aportaciones de sus artistas y no por otros criterios, en un intento de los comisarios oficiales de este país por dotar su presencia nacional de un carácter que vaya en correspondencia con la realidad artística que están viviendo. En términos generales, los galeristas brasileños coinciden en la buena acogida de su arte en la feria pero reiteran, también, el perfil conservador del coleccionista español dada su reticencia ante el arte emergente. Situación que contrasta con la que se vive en Frieze, Art Basel o la versión norteamericana de ésta, donde muchas de las galerías brasileñas vienen logrando desde hace años un nivel y facilidad de ventas destacable. Pero mientras algunas de estas galerías jóvenes no han obtenido buenos resultados en Madrid, como es el caso de Mercedes Viegas o Laura Marsiaj, otras han alcanzado una receptividad única como A Gentil Carioca con sus artistas Thiago Rocha Pita y Jarbas Lope, o Novembro Arte con Laura Rever y Matheus Rocha Pitta. El director de esta galería, Ronaldo Grossman, insiste en la creciente atracción de las grandes instituciones por hacerse con arte brasileño emergente y precisamente esta idea ha quedado demostrada en ARCO, donde la apuesta principal ha estado orientada hacia creadores jóvenes en lo que ha sido un catálogo de reducidos nombres. Tal gesto se traduce en una renovación de valores aunque no han faltado los protagonistas de siempre, Leonora de Barros, Cildo Meireles (flamante Premio Velazquez 2008), Vik Muniz, Ernesto Neto, Rosângela Rennó o Adriana Varejão, entre otros.

Por su parte la galería Vermelho, que triunfó con Chiara Banfi y Marco Paulo Rolla, o la galería Leme con Mariana Manhães, coinciden junto con otras galerías consagras y asiduas a la feria como Nara Roesler -que tiene en nómina a Cao Guimarães-, Luisa Strina -que contó con el amplio aprecio de sus artistas Marcius Galan y Caetano de Almeida- o la sempiterna Fortes Vilaça, que las ventas han sido muy buenas a pesar de la sombra de la recesión, y gracias al apoyo de coleccionistas particulares especializados y a grandes instituciones, entre las que destacaron con buenas compras el Walter Art Center de Minniapolis, la Tate Modern de Londres o el MoMA de Nueva York. Por Mónica Núñez Luis - ARTEINFORMADO