La pasada semana, la ciudad de Londres se llenó, una vez más, del círculo de arte de siempre. En la inauguración de la última edición de Frieze se vieron la modelo Elle Macpherson, el actor Joseph Fiennes, el diseñador Valentino, los coleccionistas Norah y Norman Stone, Anita Zabludowicz -que la noche anterior había inaugurado una nueva exposición de su colección-, la italiana Patrizia Re Rebaudengo, el suizo Uli Sigg -que también fue invitado a dar una charla el viernes sobre el tema de coleccionar arte chino-, la siempre espléndida Dasha Zhukova -que este año vino sin su pareja Roman Abramovich-,... Aparte de los coleccionistas conocidos, se presentaron los directores de las ferias de arte importantes: Marc Spiegler y Annette Schöenholzer de Art Basel, Cornell deWitt de Pulse Art Fair, Daniel Hug de Art Cologne, Amanda Coulson de Volta. También lo hicieron los comisarios "estrella" Jens Hoffmann y Adriano Pedrosa, que comisariaron la Biennale de Estambul este año, y Klaus Biesenbach del MoMA y PS1 de Nueva York.

Faltó público español aun cuando la presencia patria en cuánto a galerías no dejo espacio para quejas: Además de Juana de Aizpuru, Helga de Alvear hizo una sólida presentación de la portuguesa Helena Almeida, una de las tres artistas seleccionadas para el Outset/Frieze Art Fair Fund. La tercera galería española en Frieze, Maisterravalbuena de Madrid, presentó obra de Paloma Polo. En el Frieze Sculpture Park vimos también la obra "Cartas al Cielo" de Alicia Framis, presentada por la galería Annet Gelink de Amsterdam. En España, la artista está representada por Helga de Alvear.

En el resto de la feria y de las exposiciones londinenses, faltaron nombres de galerías y artistas españoles. ¿Tendrá algo que ver con uno de los temas de los Frieze Talks (los debates de la feria): ''Do you speak English?'' (''¿Habla inglés?''). Aunque el mundo del arte sea internacional y multilingüe, una de las premisas para presentarse en el extranjero, y alcanzar el éxito, sigue siendo hablar inglés.

La feria en general mostró una tendencia clara de regreso a las manualidades, en el sentido de que muchos artistas apostaron por elaborar obras con sus propias manos otra vez, en vez de utilizar procesos tecnológicamente complicados. Había mucha escultura, pintura e instalación, la fotografía no tenía mucho peso (de Andreas Gursky, que normalmente está representado en las ferias internacionales de manera extensa, había solamente una obra). En general, las galerías parecían presentar más obra nueva de artistas emergentes que de los viejos conocidos. El tema de la muerte en general, y de la muerte artística en el sentido literario, se reflejó en varias obras (Andra Ursula, Elmgreen & Dragset, Taryn Simon), lo que subraya que muchos artistas, y tal vez el mercado del arte en general, está en una fase de cambio, de destrucción y de reconstrucción. Se nota una cierta valentía por parte de los galeristas de presentar algo nuevo y fuera de lo seguro. El stand de la galería vienesa Georg Kargl, por ejemplo, fue la reconstrucción de una casa standard americana, representando un juego de ordenador, el más vendido del mundo, donde el jugador, en este caso el espectador, se transforma en voyeur de la vida íntima de los habitantes de la casa, sus muebles, sus libros, sus productos de consumo, incluyendo obras de arte. El juego virtual se transforma en realidad haciéndo cómplice el visitante y al mismo tiempo criticando nuestro mundo digital, consumista y uniformizado: ''Nemesis'' de Muntean/Rosenblum.

Esta pasada semana, Londres se vistió, también, de exposiciones fantásticas. Resalta la retrospectiva de Gerhard Richter en la Tate Modern, una exposición cronológica que presentó una exquisita selección de la obra entera del pintor alemán. Aunque la mayoría de las pinturas son de tamaño grande, mis favoritos fueron ''Iceberg im Nebel'' (Iceberg en la niebla) de 1982 y ''Flowers'' (Flores) de 1991, dos preciosidades de tamaño pequeño que le llevan al espectador a un mundo aparte, a la naturaleza mágica. Hans-Ulrich Obrist se ha superado a sí mismo en el proyecto del Serpentine Gallery Pavillion, una construcción del arquitecto suizo Peter Zumthor, ''Hortus Conclusus'', un edificio simple y de color negro que ofrece un hogar a un jardín ideal, un jardín mágico, un paisaje íntimo, un santuario que le regala al visitante estos cinco minutos de paz e introspección que se necesitan para respirar.

La Hayward Gallery mostraba también una amplia exposición de la artista suiza Pipilotti Rist, que lleva al espectador directamente a los sueños y pesadillas de la infancia. La Whitechapel Gallery presentaba una exposición del pintor poláco Wilhelm Sasnal, una crónica de la vida de hoy con unas pinturas sorprendentes que mezclan el Romanticismo con la realidad, referencias a la historia del arte con imágenes encontradas en internet.

En la exposición ''Real Venice'', organizada y comisariada por Elena Foster, vimos obras encargadas a 14 fotógrafos internacionales, entre otros los españoles Dionisio González y Antonio Girbés. La exposición -que cuenta una historia de la ciudad de Venecia, su existencia efímera, el peligro del hundimiento, edificios y habitantes- fue presentada inicialmente durante la Bienal de Venecia este año y se inauguró la semana pasada en el Somerset House, un edificio emblemático en la orilla del río Támesis. Las obras, donadas por los artistas, se subastarán en Phillips de Pury Londres el día 3 de noviembre para recaudar fondos para Venice in Peril, organización encargada de cuidar los edificios venecianos amenazados de hundimiento.

El Victoria & Albert Museum presentaba, aparte de sus ámplias y fantásicas colecciones, dos exposiciones temporales: ''The Art of Making'', que confirma la impresión de que los artistas vuelven a hacer arte con sus propias manos, aunque esta exposición muestra más bien testigos de varios siglos y culturas del arte de manualidades. La otra exposición me llevó directamente a los años 80: ''Postmodernism: Style and Subversion 1970-1990'', un viaje en el tiempo que me regresó a vídeos de Kraftwerk ''The Robots'', de New Order ''Bizarre Love Triangle'' de 1986, dirigido por el artista Robert Longo, la era del New Wave, la moda de Grace Jones, el arte de Andy Warhol con críticas del consumismo de aquel entonces, y muchos iconos más, que resaltaron el tema de la destrucción y reconstrucción. La era del New Wave representó exactamente esto: La muerte de lo viejo y el renacimiento de algo absolutamente nuevo. A lo mejor hemos llegado otra vez a este punto en las sociedades del mundo entero: La destrucción total, en este caso de un sistema sobreexcitado, dejando espacio para la búsqueda de algo nuevo, el nacimiento de un nuevo movimiento, de un nuevo sistema. Por Anne-Marie Melster.