La semana ferial madrileña, al menos en lo que a ARCOmadrid, su evento de cabecera, se refiere, ha acabado con más ventas (no cuantificadas, claro - ver aquí las adquisiciones conocidas hasta ahora-) aunque con fuerte polémica. Mientras la directora de la feria certificaba que no pensaba dimitir ("Ni lo he pensado ni nadie me lo ha pedido. Empiezo ya a trabajar en la próxima edición" recogía el diario El País), este mismo medio titulaba " El modelo de Arco toca fondo" y el diario Público llegaba a pontificar con " El último año de ARCO", un artículo firmado por Peio H. Riaño.

Un día antes, el sábado, Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, insistía en que el modelo de ARCO estaba en crisis y recordaba en el diario El País que "lo que ha imperado no es el arte, sino los aspectos mercantiles a corto plazo. Es prioritario delimitar si lo interesante es una rentabilidad a corto plazo, especulativa. Si lo importante es vender cuantos más metros cuadrados sin importar qué; que la feria se convierta en un espectáculo para atraer cuantos más visitantes mejor, sin preocuparse de qué se llevan". Aunque las declaraciones no cayeron bien en IFEMA, la directora de ARCOmadrid, Lourdes Fernández, recordaba una y otra vez que existe un compromiso entre Ifema y las galerías para "repensar la estrategia a futuro de la feria". Tanto el arte latinoamericano, robado a ARCO por Art Basel Miami, como el más emergente, ahora en manos de Frieze, son temas que están encima de la mesa. También lo está la reducción del número de galerías hasta 150 o, incluso, hasta 120. Muchos temas, importantes, por decidir y con intereses muy contrapuestos, incluso entre las mismas galerías que hasta ahora han sostenido la feria. ARTEINFORMADO